Después de que la gente de nuestras unidades de Educación Vial visitan los colegios de nuestra comunidad, en muchas ocasiones reciben dibujos de los estudiantes en los que reflejan la idea que tienen de la policía. Siempre aparecen hombres y mujeres vestidos con uniformes rojos, verdes o azules, que ayudan a personas en peligro, atienden accidentes de circulación o detienen a peligrosos ladrones. Y habitualmente, estas obras de arte vienen cargadas de mensajes de agradecimiento por nuestra labor. Es un privilegio dedicarse a algo tan enriquecedor como ser policía. Como tampoco lo es menos contar con el apoyo y simpatía de quienes van a ser el futuro de Navarra. Ellos comprenden perfectamente nuestra profesión, a qué nos dedicamos, a qué nos enfrentamos.
Sin embargo, hay adultos que parecen tener otra idea de nuestro trabajo. Dicen defenderlo, potenciarlo, dignificarlo, apostar por él… pero por lo visto no comprenden su idiosincrasia, su esencia y sus riesgos. El Pleno del Parlamento de Navarra rechazó este jueves una moción que pedía algo que para nuestros sindicatos es irrenunciable: declarar que la policía es una profesión de riesgo.
Estamos en un momento álgido en materia de seguridad, con unos retos cambiantes, una criminalidad que se reinventa a diario, con un incremento delincuencial que nos está exponiendo diariamente a situaciones cada vez más difíciles y violentas. Nos escandalizan las agresiones a profesores y médicos, pero nos parece normal que los policías las sufran. “Por eso les pagan”, pensarán los menos amigos del orden. “Cada profesión tiene sus riesgos, ellos la han elegido”, dirán quienes se escudan en una pretendida equidistancia. Y mientras tanto, hay un grupo de hombres y mujeres que nos jugamos la vida por defender la suya; también de quienes no nos quieren. Ese es nuestro trabajo.
Lo que no compartimos es que la clase política también sea tibia al respecto; al menos, la navarra. En el debate de la enmienda, dos partidos políticos votaron a favor (UPN y VOX), otro se abstuvo (PPN) y el resto votó en contra. En contra de reconocer que ser policía es un riesgo. Se ve que necesitar casco, escudo, chaleco antibalas o pistola se les antoja un capricho, o que piensan que las 2.314 personas detenidas el año pasado por Policía Foral o las 786 personas detenidas por PM Pamplona, eran pacíficos ciudadanos que bajo ningún concepto pretendían robar, estafar, agredir, destruir, violar o asesinar.
Si tienen alguna duda, podemos poner sobre la mesa los datos de accidentes y daños a la salud que sufre el colectivo: más de una cuarta parte son debidos a agresiones a policías y otra quinta parte se deben a accidentes con vehículos implicados. Tanto si trabajamos en Seguridad Ciudadana, como en Tráfico, en Investigación o en cualquier otra especialidad, nuestro trabajo conlleva un riesgo que es de justicia reconocer. Se ha hecho así con Guardia Civil y Policía Nacional, ¿por qué todavía no a nivel autonómico y local? ¿En qué se diferencia nuestro trabajo, cuando de los 35.866 delitos denunciados en nuestra comunidad el año pasado, Policía Foral asumió el 47,5% y PM Pamplona el 16,28%?
Desde los sindicatos profesionales, no nos rendimos y vamos a seguir trabajando a nivel local, autonómico y estatal por lograr este reconocimiento, hasta lograr que se reconozca un hecho: que ser policía es una profesión de riesgo, sin importar el color de su uniforme. Los niños lo saben, es el turno de los adultos.
Firman esta carta: Santiago Arraiza Zorzano (presidente Agrupación Profesional de Policía Foral-APF), Sergio Urdiciain Beortegui (secretario general SPPME-Navarra) y Francisco Javier Tarazona Lizarralde (secretario general del Sindicato de la Policía Foral-SPF)