Parece que por el momento no ha tenido éxito la iniciativa de declarar el euskera como lengua oficial de Europa. Se ha retrasado la iniciativa de votar en el Parlamento Europeo la declaración de cooficiales de la lengua catalana, de la lengua gallega y del euskera.
En dicha actitud negacionista se han empeñado con todas sus fuerzas los partidos de la derecha y de la extrema derecha; sobre todo los partidos PP y VOX de España que han acentuado sus mensajes anti igualatorios y de opresión, disfrazando con falsedad de imposición lo que pretende ser justamente una actitud contra la desigualdad y la opresión.
En los medios de comunicación el mayor eco ha correspondido a la lengua catalana; entre otras razones por cuanto el catalán en los diferentes territorios es hablado por prácticamente 20 millones de personas y a esa cantidad podrían añadirse los que hablan en su lengua hermana que es el occitano, duplicándose esa cifra. Es evidente que los estados independientes, como por ejemplo Malta (200.000 usuarios aproximados del maltés) o Irlanda (250.000 usuarios de dicha lengua), etcétera, han logrado la cooficialidad como consecuencia de la independencia. Por lo tanto, resulta paradójicamente obvio que PP y VOX, además y a pesar de ofender, perjudicar y oprimirnos, nos proporcionan argumentos pro independencia insuperables y extraordinarios.
Es decir, que la actitud de la derecha y extrema derecha no la dictan solamente la ignorancia y la obsesión sino también el odio. PP y VOX no quedan solamente como retrógrados y opresores sino también como fuerzas ridículas. Gabriel Aresti escribió –y por cierto lo hizo en castellano–: “Cierra los ojos muy suave, / Meabe, / pestaña contra pestaña: / solo es español quien sabe, / Meabe, / las cuatro lenguas de España”.
Ciertamente el papel de lengua franca de Europa, que hasta hace 150 años correspondía al latín, hoy en día lo ejerce el inglés. Cualquiera puede observar que los mandamases de la Unión Europea se expresan en inglés habitualmente, aunque el inglés ya no sea, desde el Brexit primera lengua oficial en ningún Estado de la Unión Europea, ya que en Irlanda y Malta comparte la cooficialidad con las lenguas propias y el Reino Unido ya no está. Por ello y desde el punto de vista del uso es lógica la calificación del inglés como primera lengua europea.
Pero desde el punto de vista del origen y según la mayoría de las corrientes lingüísticas y de filosofía del lenguaje, y atendiendo a las familias o árboles lingüísticos y de proto-lenguaje la lengua más europea es el euskara.
Las diferentes ramas del árbol indo europeo, las lenguas urálicas y las diversas lenguas caucásicas tienen según todos los indicios rasgos de provenir y de haber llegado desde diferentes orígenes. Existen por supuesto algunas opiniones que emparentan al euskara con otras familias lingüistas, (el ibero, el celta, el tamazih de los bereberes, el propio árbol indoeuropeo de las lenguas, los lenguajes dene-caucásicos, etcétera). Pero en resumen y en atención al origen, el euskara es la más europea de las lenguas. He ahí además como quienes se manifiestan contra el euskara –sobre todo los de la derecha y extrema derecha–, son también quienes arguyen en contra del proyecto europeo… a nosotros nos duele Europa –parafraseando a Ortega y Gasset–; pero eso ocurre precisamente porque la amamos.
El proclamar que el euskara es la más europea de las lenguas no es una manifestación estéril ni que deba quedar en el olvido. Tal afirmación constituye la razón de que el euskara debe ser reconocido como una de las señas de identidad de Europa. Es decir, que debe ser tomada en consideración junto con otras señas de identidad para definir a Europa. He ahí su importancia y seguramente la razón de los oscuros y macabros odios de sus enemigos.
Y es que el definir al euskara como lengua cooficial de Europa contribuiría de forma importante a remover algunas de las limitaciones que de forma cruel y dañina se imponen contra el euskera. Cooficialidad quiere decir y tiene que basarse en la igualdad; y la igualdad de las lenguas es objeto de opresiones constitucionales legales estatutarias y judiciales. La imposición solamente se da cuando se marcan estatus o tratamientos desiguales para las lenguas. Aquí, en Iparralde, Comunidad Foral de Navarra y Comunidad Autónoma Vasca, o sea, en los tres territorios del euskara la que está impuesta es la imposición del español… para ser ertzaina, policía foral, médico, bombero, etcétera, hace falta el español, pero no el euskara.
A quienes hemos conocido en la propia familia y en los ámbitos cercanos el estremecedor sufrimiento de los monolingües vascos o euskaldunes relegados a la burla y al desprecio, nos resulta especialmente cruel el escuchar el argumento de la imposición invertido, como es el de que el requerimiento de saber euskera se considere imposición y el de saber español no. La única imposición permanente y cruel ha sido y sigue siendo la de español y la del francés. En las modificaciones y actualizaciones que precisan los actuales estatutos ya obsoletos en muchos aspectos deberá corregirse políticamente la regulación de la cooficialidad porque la corrección democrática que procede no se puede esperar ni de gobiernos autonómicos ni de administraciones ni de jueces.
Es verdad, sin embargo, que también las vascas y los vascos tenemos que modificar nuestras propias reivindicaciones estrategias lemas y sobre todo argumentos en favor del euskara. Igual que sucede en las demás naciones y pueblos de Europa, también en Euskal Herria tendrán que ser y van a ser bilingües y plurilingües las y los habitantes del futuro. Una situación sin imposiciones solamente será verdadera basada en una cooficialidad equitativa, pero también en el plurilingüismo.
Las sentencias, iniciativas de los sindicatos mercenarios y ataques de las administraciones tienen que ser superadas desde la programación del plurilingüismo sin exclusiones; –Ingelesa bai Euskara ere bai– las instituciones pensadas para promover actualizar y cuidar del euskara –Euskaltzaindia, Eusko Ikaskuntza, Kontseilua, etcétera– deben adecuar sus estrategias si no quieren quedar obsoletas. No es suficiente con un lemario como “vivir en euskera”, “hábitat euskalndun” etcétera, de cara a una Europa en la que el desafío es el de participar en una construcción plurilingüe.
La declaración de lengua cooficial de Europa es por todo ello una aspiración, no solo importante para el euskara, sino también para Europa, cuya seña de identidad del futuro no puede erigirse en las rancias imágenes de las monarquías, ejércitos y condicionamientos estatales, heredados de los restos de los imperios.
El euskara es no solo una riqueza cultural importante y positiva sino también una seña de identidad imprescindible de Europa.
El autor es abogado