¡Gracias!
El pasado 21 de agosto, en torno a las 9.00 de la noche, al entrar en mi casa en Urroz sufrí una caída, como consecuencia de la cual me fracturé la pelvis. Soy una persona con parálisis cerebral, estoy acostumbrado a estos accidentes, no pasa nada, pero cada vez que sucede algo así hay un montón de recursos que se movilizan, un montón de personas que intentan colaborar para hacerte la vida un poco más fácil, quiero con esta carta dar las gracias a todas ellas.
En primer lugar, me gustaría dar las gracias al personal sanitario del servicio de urgencias rurales de Aoiz, que se desplazaron enseguida a mi casa, me suministraron la medicación adecuada y esperaron hasta que llegó la ambulancia, atendiéndome con gran profesionalidad y sobre todo con una enorme calidad humana, todo ello siempre con una sonrisa. Gracias, María, gracias, Leticia.
También tengo que agradecer la profesionalidad, el cuidado y el buen trato que me dieron los tres técnicos de ambulancia de Bidean, que llegaron por una zona de difícil acceso para una ambulancia, y que con inteligencia y extremo cuidado me bajaron las 18 escaleras que hay desde mi habitación a la calle y me trasladaron al servicio de urgencias del HUN. En el servicio de urgencias, del mismo modo, todas las y los profesionales que me atendieron lo hicieron con extremo cuidado y con calidad profesional, desde los celadores a las radiólogas y radiólogos, pasando por el equipo de traumatólogos, muchas gracias también a todo el personal sanitario que me atendió en ese momento, evitando que una situación bastante dolorosa y que en mi caso se complica por patologías previas, fuese a más.
Tengo que reconocer y agradecer también al personal de San Juan de Dios, puesto que, además de la fractura, he tenido entre medio de la recuperación una pequeña intervención quirúrgica, ya programada y que no quise posponer, sabiendo lo que me había pasado tres semanas antes, me trataron con exquisito cuidado en todas las movilizaciones necesarias.
Desde mi punto de vista, tenemos en Navarra unos buenos servicios públicos y los profesionales del sistema sanitario, tanto público como privado o que trabajan mediante los conciertos correspondientes, siguen siendo excelentes y sobre todo tienen gran calidad humana. Todas las personas que a mí me han atendido en las diferentes actuaciones médicas, incluida también mi médica de atención primaria, lo han hecho siempre con gran profesionalidad y cariño.
Pero, además del personal sanitario, no puedo olvidarme de las personas de mi entorno, de mi familia, de mi mujer, Sonia, también enfermera de urgencias, que, pese a tener que ocuparse de mil tareas, de atender a su familia y sus compromisos profesionales que son muchos y diversos, siempre está pendiente y ha priorizado mis cuidados a otras actividades que le requieren su tiempo y atención. Mi hermano, Javi, que generosamente me ha acogido en Sarriguren estos días ya que no puedo subir las escaleras de mi casa en Urroz, y se multiplica para que no me falte nada, del resto de mis hermanas y hermanos, que se han turnado para que yo nunca esté solo en casa, de mis sobrinos Unax y Oier que han jugado conmigo, haciéndome el tiempo de convalecencia menos pesado con sus risas y alegría y también del resto de compañeras y compañeros de trabajo, de amigos siempre interesados, siempre atentos, que llaman, preguntan, acompañan, facilitan mucho la recuperación.
En definitiva, quiero recalcar la importancia del apoyo, de contar con redes. Yo tengo la suerte de contar en mi equipo con la mejor, pero hay personas quizá menos afortunadas y privilegiadas que yo; es ahí donde los servicios públicos, la calidad humana y profesional de las y los profesionales sanitarios y sociosanitarios cobra especial importancia, por eso y teniendo en cuenta mi experiencia de una vida en el sistema sanitario y de esta más reciente, sirva esta carta para poner en valor los servicios de salud, la calidad humana de todas las personas que me han atendido y la importancia de contar con redes de apoyo. Sin todas las personas que tengo a mi alrededor, yo no podría tener la vida autónoma e independiente que disfruto, incluso estando convaleciente. No olvidemos a las personas que no pueden contar con esa red y sigamos confiando en las personas. Gracias.