UGT Navarra afronta el año 2026 con la convicción de que nuestra comunidad se encuentra en un momento decisivo. Justo cuando celebramos aniversarios tan significativos como los 40 años de la Ley Orgánica de Libertad Sindical o los 50 años del inicio de la Transición democrática, tenemos que recordar que nada de lo que hoy tenemos ha sido un regalo: cada derecho fue conquistado por generaciones de trabajadores y trabajadoras que creyeron en la democracia y en la justicia social. Nuestro deber es protegerlos y ampliarlos. Y ahora, la realidad laboral, social y económica nos obliga a definir con claridad hacia dónde queremos avanzar.

Por eso, más de 200 delegados y delegadas de UGT nos hemos reunido, acompañados de la presidenta de Navarra, María Chivite, y una amplia representación de miembros de la Comisión Ejecutiva Confederal de UGT, con su vicesecretario general, Fernando Luján a la cabeza. Las reflexiones que hemos compartido en nuestras Jornadas de Negociación Colectiva apuntan todas en la misma dirección: 2026 debe ser un año de consolidación de derechos, de avances en condiciones laborales, con más tiempo para vivir, más salario y más derechos, y de impulso al diálogo social como herramienta estratégica para el progreso de Navarra. Y esto requiere fuerza sindical, negociación rigurosa y capacidad de construir acuerdos que mejoren la vida de la clase trabajadora.

Reducir la jornada es avanzar en calidad de vida

Uno de los principales desafíos es el tiempo de trabajo. Llevamos años reclamando que los avances tecnológicos y las ganancias de productividad se traduzcan en más tiempo para vivir, no en más tiempo para producir. La reducción de la jornada laboral debe seguir abriéndose paso tanto por vía legal como mediante la negociación colectiva.

En un contexto de estrés laboral creciente, enfermedades profesionales al alza y dificultades para conciliar, trabajar menos es una necesidad social. No se trata de un privilegio, sino de un cambio de época: más salud, menos siniestralidad, más igualdad y un reparto más justo del empleo. Navarra ya cuenta con una jornada pactada inferior a la media estatal, pero el reto de 2026 es extender este avance a todos los convenios y sectores, especialmente a los más precarizados.

Salarizar el crecimiento: repartir la riqueza

La otra gran prioridad es el salario. No aceptaremos un modelo económico que normalice que el IPC suba, los beneficios empresariales aumenten y los salarios se estanquen. La gente trabajadora no puede ser siempre quien paga el coste de las crisis, la inflación y los ajustes. Por eso defendemos subidas salariales vinculadas al coste de la vida, cláusulas de revisión obligatorias y dignificación de los sueldos más bajos, con especial atención a los sectores feminizados. La riqueza se genera colectivamente; debe distribuirse colectivamente. Y también debemos ser claros: sin justicia fiscal no hay justicia social. No es posible pedir menos impuestos y más Estado del bienestar. Quien lo defiende debilita deliberadamente los servicios públicos para justificar su privatización.

Seguridad y salud laboral: ningún empleo vale una vida

No podemos seguir viendo cómo cada mes muere una persona en su trabajo y más de mil sufren un accidente laboral. La salud laboral debe estar en el centro de la agenda sindical de 2026. Esto significa reforzar la prevención, las evaluaciones de riesgos y la formación en seguridad, pero también abordar con seriedad los riesgos psicosociales y el acoso laboral, que crecen al ritmo de la presión productiva y la digitalización. La vida de un trabajador vale infinitamente más que cualquier beneficio empresarial.

Igualdad y cuidados, juventud y vivienda

Persisten brechas salariales, techos de cristal y sectores enteros feminizados donde las condiciones laborales siguen siendo peores. En 2026 debemos consolidar la igualdad efectiva como eje transversal de todos los convenios: medidas de conciliación reales, corresponsabilidad en los cuidados, promoción profesional y protección frente a la violencia de género. Nada de esto puede quedar fuera de la negociación colectiva.

Muchos jóvenes trabajan en condiciones precarias, con salarios insuficientes y contratos inestables. Sumado a la dificultad para acceder a una vivienda digna, se ha convertido en un freno a su proyecto vital. La vivienda no es sólo un derecho social: condiciona el acceso al empleo, a la salud y a la educación, y el futuro se nos escapa si no actuamos. En 2026 reclamaremos políticas valientes de vivienda pública y alquiler asequible, porque sin vivienda no hay igualdad real.

Digitalización, IA y reindustrialización

La transformación digital avanza a un ritmo que exige nuevas garantías. La negociación colectiva debe regular el uso de la inteligencia artificial, la protección de datos laborales, el derecho a la desconexión y la formación continua. La tecnología no puede convertirse en un mecanismo de control o explotación. Debe ser una herramienta al servicio del empleo de calidad.

La aparición de plataformas digitales, microcontratos y falsos autónomos exige que la negociación colectiva y la acción sindical se adapten para proteger a todos y todas. UGT Navarra trabaja para que nuevas formas de empleo estén reguladas, respeten derechos laborales y permitan representación sindical efectiva, asegurando condiciones dignas en todos los sectores, incluso los emergentes.

Y, por otro lado, tenemos que abordar la reindustrialización y hablar de modelo productivo, porque Navarra no puede seguir perdiendo tejido industrial. Las recientes oleadas de cierres de empresas muestran la fragilidad del modelo productivo Europeo. Para 2026, nuestra prioridad es impulsar una reindustrialización basada en empleo estable, innovación y sostenibilidad. La negociación colectiva será clave para garantizar que la transición energética y las nuevas inversiones no generen precariedad, sino oportunidades.

Sindicato fuerte, derechos fuertes

Navarra ha demostrado durante años que cuando instituciones, sindicatos y empresas trabajan desde la responsabilidad, se consiguen acuerdos que mejoran la vida de la gente. El debate sobre la reforma de la Lorafna debe incorporar esta voz del diálogo social. Sin participación, no hay equilibrio ni justicia.

Pero nada de esto será posible sin afiliación, representación y presencia sindical en los centros de trabajo. La fuerza colectiva no se decreta: se construye. Cada derecho que defendemos se sostiene gracias a nuestras delegadas y delegados, a quienes negocian, movilizan y acompañan a la clase trabajadora todos los días.

2026 será un año decisivo. Porque lo que está en juego no es sólo un convenio: es la dignidad del trabajo y el futuro de nuestra comunidad.

El autor es secretario general de UGT Navarra