Lolo y Tamara, un matrimonio de Primera
La esposa del futbolista rojillo, con amplia experiencia en la máxima categoría del fútbol femenino, es la central del equipo de Barañáin.
se casaron el pasado mes de junio en Sevilla. Dos meses más tarde, tuvieron que hacer las maletas. Su destino es Pamplona. Lolo ficha por Osasuna para cuatro años y Tamara busca equipo. El Lagunak le abre sus puertas y ya es titular. Apenas llevan un mes en Navarra, pero ya se sienten integrados. Viven en Zizur con su perro Grechel.
¿Dónde se conocieron?
LOLO: En la universidad. Estábamos estudiando Magisterio de Educación Física. No sabía que ella jugaba a fútbol y ella tampoco sabía que yo estaba en el filial del Sevilla. La cuestión es que un día la vi en el periódico y a partir de ahí empezamos a entablar conversaciones, hace ya cinco años.
TAMARA: Él estaba en el filial del Sevilla y yo en el Sevilla femenino, entrenábamos en el mismo sitio, pero no nos conocíamos ni de vista. La casualidad fue que salí yo en el periódico y no él, que era el famoso, lo que hizo que empezáramos a hablar.
¿Cuándo empezaron a jugar?
L: Mi mejor amigo jugaba en el equipo del barrio y tuve que esperar un año para tener licencia federativa. Con 6 años empecé en el Santa Marta, un equipo de un barrio de Huelva. A los 14 fui a Sevilla, estuve un año cedido en Málaga, volví a Sevilla y ahora afortunadamente he firmado para cuatro años con Osasuna.
T: Yo empecé con 8 ó 9 años y jugando con niños. Estuve con ellos hasta infantiles, que era lo máximo que se podía, y después ya fiché por un equipo de niñas. La verdad es que he estado en más clubes que Lolo, porque nací en Talavera, ya que mi padre jugaba a fútbol en el Talavera, pero después he vivido 22 años en Sevilla. Estuve en el Ronda, porque mi madre es de Ronda, en el Málaga, cuando fichó Lolo por el Málaga, y después en el Sevilla. Empecé con 14 años en la Superliga y me he mantenido siempre en esa categoría. Ahora que Lolo ha venido a Osasuna he fichado por el Lagunak.
En sus familias, ¿la afición se transmite por genética? El padre de Tamara era futbolista, el de Lolo, árbitro...
L: Mi padre fue árbitro muchos años y llegó hasta Tercera, y mi hermano ha sido portero del Recreativo de Huelva y llegó a Segunda B.
T: Mi padre jugó a fútbol desde muy joven y todavía hoy le da patadas al balón cuando se juntan los veteranos.
¿Son críticos con su pareja?
L: Intento verla siempre que puedo, aunque a veces uno juega fuera y el otro, en casa. Cuando voy a verla me gusta estar siempre por su banda y darle algunos consejos, aunque ya tiene suficiente experiencia como para saber qué hacer en cada momento. Cuando una persona de confianza te da su crítica es para que tú mejores y lo hace por tu bien. No hay mejor manera de mejorar. Si una persona que entiende de tu deporte te da su versión, es para que la otra sea cada vez mejor.
T: Yo a él le veo muy tranquila y soy muy crítica con él. Le digo siempre lo que me ha parecido lo mejor y lo peor del partido, aunque él siempre cumple.
¿Cómo se han adaptado a su nuevo equipo?
L: Bien. La gente es bastante currante, sabemos que tenemos que remar todos en la misma dirección y me han acogido de forma muy agradable.
T: Yo llevo sólo dos semanas y estoy muy contenta. La costumbre de ir de un equipo a otro te hace ser más sociable.
Defina a su pareja en el campo.
T: Lolo es un jugador muy completo y como persona en el terreno de juego transmite mucho a los compañeros, habla, anima... Y talla tiene, aunque en este equipo ya le digo que es uno de los más bajitos (se ríe). Pero va bien de cabeza, tiene buen desplazamiento de balón y buena situación en el campo.
L: Tamara es una chica muy competitiva y quiere ganar siempre. La cualidad en la que más destaca es la velocidad. Y otra cosa es que maneja muy bien las dos piernas, y eso lo ha trabajado día a día, aunque a veces se le vuelve en contra, porque en un momento dado no sabe con qué pierna darle y puede hasta que se equivoque por el hecho de darle bien con las dos piernas.
El que elige equipo es Lolo, ¿no?
T: Sí, sí, tal y como está el fútbol, él elige y yo soy la acompañante y me busco la vida para jugar.
L: El fútbol femenino económicamente no lo sustenta ningún patrocinador y es un aspecto que debe mejorar bastante si queremos conseguir la igualdad entre hombres y mujeres. Tienen más mérito ellas, y todos los que juegan de forma aficionada que nosotros, que somos privilegiados.
¿Cómo es un día normal en su vida?
L: A mí me gusta estar tranquilito en casa. No soy de los que salgo mucho de nuestro hogar. Paso la mañana en el entrenamiento y el gimnasio. Llego a casa a la hora de comer, saco a pasear al perro, veo un poco la tele y, si puedo, suelo ir a verle entrenar a ella. Me han dicho que en Pamplona hace mucho frío en invierno y no sé si iré todos los días...
T: Yo todavía me estoy adaptando, porque llevamos sólo un mes en Pamplona y aún no he cogido una rutina. Estoy pendiente de hacer el traslado del expediente de la Escuela de Idiomas. Por las mañanas estoy estudiando para las oposiciones, que las tengo en junio. He acabado Magisterio de Educación Física y estoy sacando la licenciatura. Me queda un año para terminar. Después comemos juntos y por la tarde estudio y voy a entrenar.
¿Aficiones?
L: A mí me gustan todos los deportes y veo cualquiera en la tele. También me gusta jugar con la play, porque la teníamos todos los compañeros del Málaga y ahora gracias a eso seguimos manteniendo el contacto.
T: Yo no busco canales para ver deporte, pero si los tengo que ver, los veo contenta. Ahora he empezado a ir a jugar a pádel con alguna mujer de algún compañero de Lolo. Soy monitora de voley, y he dado clases como extraescolar, no como entrenadora de equipos de voley. Y todavía estoy conociendo a las compañeras del equipo. En Sevilla estábamos mucho tiempo juntas, aunque aquí, con esto del frío, creo que no se va a salir tanto. El otro día nos repartieron la ropa para entrenar y nos dieron un gorrito. Y yo me extrañé: "¿Esto es un gorro?". Y se reían: "Sí, sí, tranquila que en invierno te lo vas a poner".
¿Y quién lleva el peso de la casa?
L: Tamara, sin lugar a dudas. Las comidas nos las turnamos. Ella hace el almuerzo y yo, la cena, aunque cuando puedo me escaqueo. Tanto como para llamar a telepizza, no; eh? (se ríe) Intentamos llevarlo bien y la alimentación es importante para nuestro deporte. Cuando uno tiene tiempo, realiza las tareas de casa.
Casi son tres de familia. No hay que olvidar al perro...
L: Es un pastor belga, se llama Grechel, y nos acompaña allá donde vamos. Estuvo en Málaga, en Sevilla, y ahora en Pamplona. Se adapta muy bien. Con esto del frío queremos equipar bien el patio para que lo lleve bien. Vivimos pendientes del perro.
T: Él más que yo, todo hay que decirlo.
¿Cómo se han adaptado a Pamplona?
L: Todavía llevamos poco tiempo. Hemos conocido el centro de la ciudad y nos gusta mucho la tranquilidad de Pamplona.
T: Hemos conocido otros sitios porque nos perdíamos con el coche. Llegas a todas partes en cinco minutos. Es una gozada.
¿Qué echan de menos?
L: La familia, que es la que más sufre, sobre todo el padre y la madre, porque esta vez estamos más lejos de casa, pero también lo sabemos llevar porque llevamos tiempo viviendo solos.
T: De momento han venido a vernos mi padre y mi hermano, que vinieron con el camión de la mudanza. A partir de ahora, se alternarán.
¿Cómo se ven en el futuro?
L: Espero estar muchos años aquí. La idea es disfrutar estos años y conseguir los objetivos con el equipo y seguramente aquí tendremos nuestro primer hijo cuando tenga que llegar y nos llevaremos un buen recuerdo de Pamplona.
T: Mi futuro lo veo de aquí para allá por el tema de las oposiciones. Me presento en Sevilla y ojalá aprobara y tuviera que estar de un lado a otro.
Juntos seguro, cuando llevan tatuados en letras góticas el nombre de su pareja. ¿Cómo surgió la idea?
L: Un día llegué a casa y dije que me quería hacer un tatuaje con su nombre y elegí el antebrazo para ponérmelo. Ella, al ver que me lo hacía, le echó valor y también se lo hizo. Fue un homenaje a los dos.
T: Al ver que se lo hacía él, no me quedaba otra (se ríe).
L: Si esto se acabara, tendría que hacer un cásting de Tamaras, ja, ja..
Y ese amor casi le llevó a la comisaría a Lolo por defender a Tamara en un campo de fútbol de Jaén.
L: Eso es una anécdota que ahora tiene gracia, pero que en su día nos hizo sufrir mucho. Estaba yo en el filial del Sevilla y nos jugábamos el ascenso a Segunda B en Jaén. Ella fue a verme con su familia, como muchas otras veces. Le empatamos al Jaén en el último minuto y se quedó sin fase de ascenso, y nosotros sí que nos clasificamos.
T: Y celebramos el gol como si estuviéramos en el Sánchez Pizjuán. La afición nos empezó a increpar y se montó una bronca buena.
L: Me estaba duchando y me llamó para decirme que nos habían roto el cristal del coche, arañaron el capó... Salí rápidamente y aún vino una persona de allí y le increpó a Tamara. Yo la defendí y la Policía, que estaba allí, me dijo que les tenía que acompañar a comisaría. Estaba con nosotros mi entrenador, Manolo Jiménez, que decía que si me llevaban a mí a comisaría, a él también. Se montó una buena. Al final, todo se solucionó allá mismo.
T: Y nos sirve para no volver a hacerlo nunca más. Ahora siempre voy de incógnito a los campos.
Lolo se descubre como un romántico con el detalle de su primer aniversario como novios.
T: Sí, sí... Me regaló una noche de hotel y llenó el camino de pétalos. Precioso.
¿Y cómo le pidió que se casara con él?
T: Fue en Málaga. Me llevó a cenar a un restaurante, desde el que se ve toda la ciudad. Un lugar muy bonito.
L: Tuvo que decir que sí (se ríe).
¿Un defecto y una virtud de su pareja?
T: Dilo tú primero.
L: Defecto, que es muy cabezota. Virtud, la sinceridad.
T: (se lo piensa) No sé que decir... Defecto, la ansiedad que le entra por hacer las cosas. Cualidades tiene muchas, me ayuda mucho, y es muy comprensivo.