El Reyno de Navarra es un factor fundamental siempre para Osasuna. La grada rojilla lleva en volandas a su equipo. Eso es una ventaja inigualable y ayer, en un encuentro a vida o muerte para los rojillos, el Reyno lo volvió a hacer.
La permanencia estaba en juego. La afición rojilla lo sabía y el ambiente de final rondaba las calles del Casco Viejo desde primera hora de la tarde. Poco después ese ambiente se traspasó a las inmediaciones del Reyno. Sonaba Barricada en los bares de alrededor del campo. Un buen pasillo de gente recibió al autobús del equipo entre vítores y ánimos.
Los jugadores rojillos notaron el aliento desde el comienzo del calentamiento. La afición quería que sus futbolistas supiesen desde que saltaron al campo que iban a tener a 19.436 personas detrás animándoles sin parar durante los 90 minutos.
Una vez saltaron los jugadores al campo hubo que esperar algunos minutos para que comenzase el decisivo encuentro. Los asistentes los sobrellevaron con el Riau Riau y con gritos de "Osasuna, Osasuna". En cuanto Turienzo dio la orden, los 19.436 aficionados se pusieron a animar hasta dejarse la voz. A través de los transistores comenzaron a llegar los resultados. La Real perdía y muchos en la grada del Reyno decidieron transmitirles ánimos gritando "Erreala, Erreala". Pero nadie perdió de vista el objetivo. Se corearon los nombres de Puñal y Kike Sola antes de asustarse con una ocasión de Rossi. Dos minutos después, en el 42, Cejudo hizo que el estadio rojillo explotase en un grito de alegría y emoción gracias a su genial disparo desde la frontal que se convirtió en el primer gol del encuentro. Un tanto que daba tranquilidad para comer el bocata con cierta holgura.
Ni un susto del Villarreal impidió que el Reyno fuese una fiesta. Hasta se hizo la ola en el minuto 15 y se aplaudió a Cazorla y Senna. El estadio se puso en pie para despedir a Pandiani. La afición rojilla también vitoreó a Mendilibar, a Cejudo y a un Neko que se retiró renqueando. Un perfecto "hola don pepito..." terminó de rematar la noche. Los cánticos anunciaron una invasión al final y así fue. Justificada estaba. Osasuna estará el año que viene en Primera y el Reyno tiene mucha culpa de ello.