Osasuna enseña otra cara
Los rojillos tiran la primera parte, esbozan una reacción en la segunda con dos claras ocasiones para empatar, pero son liquidados en el descuento[FORO] ¿Por qué tarda tanto Osasuna en meterse en los partidos?
sevilla. El Sevilla le ganó el partido a Osasuna en la primera parte, porque a la reacción honrosa que se montaron los rojillos en el segundo tiempo le faltó rotundidad y puntería. Osasuna se olvidó de la buena imagen que había mostrado ante el Barcelona y que con mérito le concedió los tres puntos y, al contrario, enseñó la imagen de equipo gris, sometido a los designios del rival, que no mejora ni sus intenciones ni la proyección en esta Liga. El equipo de Mendilibar deambuló durante muchos minutos cogido del brazo de un resultado tristísimo, un 1-0 ante un conjunto corajudo, y cuando se puso en marcha no encontró ni el acierto de otras tardes ni el tiempo suficiente como para remediar un comienzo de encuentro horrendo. El Sevilla, puro interés, mucho ímpetu, nada de fútbol, encontró en Osasuna un buen compinche con el que cuadrar una tarde estupenda para la reacción. Entre un equipo que anda con apreturas y otro que no camina sobrado de ambición suelen gestarse encuentros como el de ayer. Osasuna se sigue definiendo como equipo y después de un día intachable como el que se compuso ante el Barcelona llegan jornadas de menos brillo y de tono gris como la del Pizjuán. Todo debería sumar en un grupo, evidentemente, en formación.
Osasuna hizo una primera parte muy floja. Muy alejados del temple del partido con el Barcelona, el equipo de Mendilibar, de hecho, por actitud y comportamiento, nada tuvo que ver con el de hace tan solo una semana. El Sevilla, de hecho, solo tenía que lucir en su historial la actitud y el acierto para postularse como un justo vencedor del primer tiempo. Osasuna fue un buen secundario ante un contrincante mucho más decidido y, por supuesto, con ideas más claras en el partido. Hasta que Medel marcó su gol, los rojillos habían sido unos meros comparsas. El chileno, un tipo más rocoso que con talento, se encontró solo ante la sabana, un mar de verde, nadie por ninguna parte ni en los alrededores, para golpear con corrección un balón bien tocado por Negredo. No hubo jugador de Osasuna en las inmediaciones y su lanzamiento cruzado no encontró tampoco interferencia alguna. Un grave error de repliegue en una jugada que no enseñaba marchamo de peligrosidad alguna.
Lo peor del gol de Medel es que dejó a Osasuna donde estaba. Recatado, destemplado, sorprendentemente alejado del vigor de hace solo unos días, el equipo de Mendilibar apareció por primera vez en el partido cuando la primera parte languidecía. Una animación tardía no es buena, menos ante un rival herido, con un gol a favor decididamente entusiasmado, con mucho sitio para hacer lo que se quiera.
Los cambios en el descanso no fueron nada sorprendente en un Osasuna ramplón y dominado y le atizaron al encuentro entonces otra marcha. Con Lamah e Ibrahima Osasuna fue un equipo mucho más dinámico, ágil y también, objetivamente, más atrevido. Encorsetado en la banda izquierda, donde no deja de ser un futbolista correcto, Nino fue más peligroso como punta y, con su paso a ese plano, también Lamah le metió tralla al flanco izquierdo. Por fin un Osasuna combativo pidió paso en el partido y el Sevilla, equipo hoy en día muy oscuro, simplemente desapareció. Al equipo de Mendilibar le costó entrar en danza pero cuando lo hizo, se mostró fiero. Lamah tuvo en sus botas dos ocasiones consecutivas que reivindicaron tanto el buen nombre de Palop como la falta de puntería del osasunista. Dos veces se topó el belga con el meta local y en las dos ocasiones el portero enseñó oficio, colocación y los suficientes reflejos como para impedir el gol.
Pese a este arreón imponente, Osasuna nunca llegó a tener el partido en su mano y la falta de compostura en el primer tiempo se estaba erigiendo como un problema de consecuencias casi irresolubles. En plena tormenta de los rojillos, el segundo gol del Sevilla era un mal previsible, una circunstancia del juego perfectamente previsible cuando se intentan hacer las cosas deprisa y se quiere enjugar el tiempo perdido.
La mala cara de Osasuna le llevó a la derrota en Sevilla y, tras una jornada de ilusión, redimensiona momentáneamente las posibilidades del equipo. El tiempo y el temple le dirán a los rojillos dónde deben estar al final.