Enviado especial

sevilla. Osasuna volvió a demostrar en la noche de ayer que lo de resucitar equipos aparentemente desahuciados se le da bien. Después de la brillante victoria del pasado fin de semana y la euforia desatada ante la posibilidad de aspirar a algo más que la salvación, el conjunto rojillo revivió a un Sevilla en horas bajas, que llegaba al encuentro en plena crisis de resultados -llevaban ocho jornadas sin ganar-, con un reciente cambio de entrenador y con problemas internos en el vestuario, con Medel y Spahic como protagonistas.

Pero Osasuna no sabe tratar con este tipo de equipos. El conjunto navarro regaló la primera mitad ante un Sánchez Pizjuán con los nervios a flor de piel, que en cualquier momento podía comenzar a pitar a los suyos. Jugó a merced de un Sevilla que recordó al de tiempos mejores, con un Jesús Navas muy inicisivo por la banda derecha y un Kanouté inspirado en sus llegadas al área. De hecho, el tempranero gol de Medel dio alas a los sevillistas, que pudieron sacudirse la presión acumulada en las últimas semanas.

Precisamente, los jugadores rojillos reconocieron que la actitud con la que saltaron al campo no fue la adecuada. Osasuna se mostró muy endeble en defensa, concediendo muchos espacios y permitiendo al Sevilla ser muy vertical y crear peligro en demasiadas ocasiones. De hecho, Miguel Flaño, titular con Sergio en el eje de la zaga, admitió que hubo dos partes bien diferenciadas y que en la primera el equipo rojillo no estuvo a la altura. "Hemos estado mal en ataque y mal en defensa, dejando muchos huecos atrás y sin presionar su salida de balón", explicó. De hecho, para el de Noáin la única nota positiva de esa primera mitad fue llegar con vida al descanso, con una diferencia de tan solo un gol.

El que sigue creciendo cada día como portero es Andrés Fernández, que volvió a cuajar una gran actuación y salvar balones milagrosos. El murciano coincidió con el resto de sus compañeros en que la imagen de la primera mitad había sido mala, aunque más por méritos del rival, que "salió muy motivado", que por deméritos de Osasuna. Eso sí, el murciano se mostró muy autocrítico al término del encuentro y señaló que pudo hacer más en el tanto de Medel, el que le sirvió al conjunto hispalense para coger confianza: "Ha sido un disparo lejano, en el que quizá podía haber hecho algo más".

El cancerbero añadió que ese tanto fue una de las claves del partido, puesto que "le dio tranquilidad al Sevilla", pero añadió otra clave más: Andrés Palop. Para Andrés, el portero del cuadro sevillista estuvo muy acertado y realizó varias paradas de categoría, que evitaron que Osasuna pudiera igualar el marcador en la segunda mitad.

En el descanso, Mendilibar entendió que en la primera mitad el Sevilla pasó por encima de los rojillos y que el equipo necesitaba un revulsivo en el juego, por lo que dio entrada a Lamah e Ibrahima. La salida de estos jugadores otorgó movilidad a los rojillos en ataque y les permitió crear peligro sobre la meta defendida por Palop. El propio Ibrahima, al finalizar el encuentro, apuntó que su intención siempre es aportar su granito de arena al equipo. "En la segunda parte, hemos mejorado y creado varias ocasiones claras de gol, pero nos ha faltado suerte para marcar", explicó.

Otro de los temas que los rojillos no quisieron pasar por alto fue la actuación de Velasco Carballo, sobre todo en lo que se refiere a un posible penalti por mano de Fazio en el segundo periodo. Álvaro Cejudo, uno de los que más cerca estaba de la acción, analizó la jugada y señaló que había sido una pena máxima clara: "En el campo se ve claramente que es mano y, por lo tanto, penalti, pero no hay que obcercarse con el árbitro".

El cordobés, que se retiró del terreno de juego con molestias en el tobillo, confesó al término del choque que seguía teniendo molestias y que espera que para el fin de semana que viene pueda estar al cien por cien. Además, el cordobés intentó animar al equipo: "La Liga continúa y hay que seguir con la misma ilusión para los próximos encuentros".

Por último, Nino, que volvió a jugar en el once titular, también coincidió con sus compañeros en que habían regalado la primera mitad y lamentó la falta de acierto de los rojillos en el segundo periodo. En cuanto al penalti que reclamó por posible derribo de Palop, el almeriense reconoció que no fue pena máxima: "Se me va el control y por la inercia acabó chocando con el portero, pero no es suficiento como para señalar penalti".