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Mendilibar, un año de récord

desde 2000, es el entrenador que más puntos ha sumado en doce meses Con el vizcaíno, Osasuna ha ganado en solidez en su estadio, aunque, por lo general, juegan menos de la cantera

Mendilibar, un año de récordMIKEL SAIZ

PAMPLONA. "Tanto el fútbol como la vida van muy rápidos". Mendilibar dixit. Cuando se cumple un año de su debut en el banquillo de Osasuna (pisó la zona técnica de El Sadar por primera vez el 20 de febrero goleando al Espanyol por 4-0) es el momento de establecer comparaciones. Tomando el periodo de tiempo que transcurre del primer partido al último disputado doce meses después, el entrenador vizcaíno presenta los mejores números respecto a quienes le han antecedido en el banquillo en esta primera década del siglo XXI.

Superior recaudación de puntos, mayor número de victorias, el más fuerte en casa, el que menos goles recibe en su estadio, alta capacidad goleadora..., son algunos de los cimientos que ha echado en este año Mendilibar para sostener a Osasuna en Primera y, aprovechando el empujón, colocarlo después cerca de los puestos que dan el billete para competir en Europa. Por contra, un dato significativo: tanto en su primera alineación (frente el Espanyol) como en la última (ante el Sevilla) es el técnico que menos jugadores de la cantera ha utilizado entre sus cuatro predecesores en el puesto.

En este año liguero, Osasuna ha sumado con la dirección de Mendilibar 56 puntos en 38 partidos, todo un récord que rebasa muy por arriba los logros de los anteriores ocupantes del banquillo en ese mismo espacio de tiempo: Lotina (del 9 de septiembre de 2000 al 8 de septiembre de 2001), Aguirre (del 31 de agosto de 2002 al 30 de agosto de 2003), Ziganda (del 26 de agosto de 2006 al 25 de agosto de 2007) y Camacho (del 19 de octubre de 2008 al 18 de octubre de 2009). Lotina, tras su paso por Segunda, acumuló 42 puntos en 40 partidos; Aguirre, 50 en 39; Ziganda, 47 en 39; y, por último, Camacho 49 en 39. Pero hay otros capítulos que también reivindican el trabajo de Mendilibar.

CARÁCTER

"No se puede ganar solo en casa, hay que hacerlo fuera"

Cerca de trece meses llevaba Osasuna sin ganar lejos de Pamplona cuando Mendilibar comenzó a trabajar con la plantilla. De ahí que una de sus premisas estaba encerrada en esa formulación de Perogrullo de que las victorias valen igual aquí que allí. Un año después, ha cumplido el objetivo, aunque sin demasiados alardes en su segundo enunciado.

El equipo ha recuperado la vieja fortaleza como propietario (38 puntos en casa, por 34 de Camacho, 27 de Aguirre, 26 de Lotina y 24 de Ziganda) y ha dado algunos zarpazos como visitante. No tiene fuera los números de Aguirre (5 victorias y 8 empates en 20 partidos lejos de Pamplona), ha ganado en menos ocasiones que Ziganda (7), pero de los 19 encuentros en otros campos Mendi ha salido invicto en 10 (4 victorias y 6 empates), estadística que mejora las cifras de Lotina (8), Ziganda (9) y Camacho (9). Eso sí, fuera le han marcado más que a ningún otro colega (34 goles), aunque arrastra ese pesado lastre de los 15 tantos recibidos entre Barcelona y Real Madrid.

EQUILIBRIO

"Lo fácil es decir que te falta gol, pero cuando pierdes es porque también te meten"

Otro de los fundamentos del nuevo entrenador (y de cualquiera que se sienta en un banquillo) es equilibrar los goles a favor y en contra. Es una faceta en la que Osasuna nunca ha estado muy descompensado, entre otras cosas porque un exceso de saldo negativo ya hubiera expulsado al equipo a Segunda División. Con la excepción de Lotina en su primer año (43 goles a favor y 60 en contra), el resto de entrenadores ha cumplido a rajatabla con esa premisa nada más hacerse cargo del equipo.

El más aventajado de todos fue Ziganda, que es el único que al final de los doce meses entregó un saldo positivo (51 goles a favor por 49 en contra). Mendilibar ha estado muy cerca; incluso cabría interpretar sus datos como mucho más positivos si no fuera por esa rémora de quince goles que arrastra de los duelos con los dos grandes. Donde sí ha cumplido la premisa el equipo de Mendilibar ha sido en El Sadar, escenario en el que supera de largo a sus cuatro colegas: aquí tiene el mejor registro goleador (32) y presenta también los mejores datos defensivos (19). El que más se aproxima a ese balance es Camacho (31 a favor y 23 en contra).

FILOSOFÍA

"Los jugadores de la cantera se tendrán que ganar el puesto"

Aquí Mendilibar no ha engañado a nadie. Lo expuso con claridad en la conferencia de prensa de presentación y lo ha mantenido incluso en el partido contra el Barça, en el que no convocó a Satrústegui, que parecía fijo en la alineación en detrimento del cedido Raitala. Para Mendilibar ser de la cantera es un aval de garantía de formación, pero no un salvoconducto que abra las puertas de la titularidad. Y a pesar de dar oportunidades a los Timor, Annunziata, Torres, etcétera, el entrenador comenzó este periplo con tres futbolistas de la casa en la alineación y lo remató el sábado con otros tres. Sus intenciones, que no su compromiso, provocan un profundo contraste con sus otros cuatro colegas.

Así las cosas, Lotina arrancó en Primera con tres de la cantera en el once inicial (Cruchaga, Mateo y Yanguas) y cerró el año ni más ni menos que con seis (Unzué, Cruchaga, Yanguas, Jusué, Puñal y Palacios. Aguirre recogió el testigo y presentó sus credenciales con seis futbolistas made in Tajonar (Unzué, Cruchaga, Josetxo, Yanguas, Puñal y Palacios) y un año después se había movido muy poco (Sanzol, Izquierdo, Cruchaga, Josetxo y Puñal). Ziganda, un hombre de la casa, siguió tirando de cantera en el arranque (Javier Flaño, Josetxo, Puñal y Raúl García) y doce meses después (Izquierdo, Miguel Flaño, Josetxo, Puñal y Azpilicueta).

Camacho también entendió que una situación difícil había que encararla con hombres de la casa (Azpilicueta, Miguel Flaño, Oier, Puñal, Ezquerro y Sola) y así seguía pasado un año (Azpilicueta, Miguel Flaño, Josetxo, Monreal y Puñal). Por último, Mendilibar comenzó confiando en Josetxo, Monreal y Puñal, y en Sevilla colocó como titulares a Andrés, Flaño y Puñal.

Un año, ya se ve, da para mucho provecho, para marcar intenciones y para mostrarse tal como se es. Pero nada es definitivo. Como dijo el propio Mendilibar el día antes de su debut: "Los entrenadores siempre pedimos tiempo; llevamos tres años y seguimos pidiendo tiempo". Y el tiempo es un bien escaso en el fútbol.