Osasuna volvió a desaprovechar otra ocasión para dormir en puestos de Champions y meterse de lleno en la pelea europea. Al menos, por una noche, recuperó puesto de Europa League y se quedó a un punto de Liga de Campeones, algo que a estas alturas, a falta de 10 jornadas para la conclusión del campeonato, no está nada mal.

Ayer a Osasuna le faltó el gol y la victoria, pero, al menos, no defraudó en su juego ni en actitud ni en competitividad. No hizo el indio. Muy al contrario, el empate, otro más (es el rey con 13), hay que circunscribirlo en un partido en el que se enfrentaban los dos únicos equipos que han sido capaces de ganar esta temporada al Barcelona. Y eso, no es poca cosa. Es por algo.

Se trata de un empate diferente al de Zaragoza. El de La Romareda tiene el mérito de ser fuera de casa, pero decepcionó porque el equipo no fue a por la victoria ante un colista sin identidad y condenado al descenso. El empate de ayer fue otra cosa, porque el Getafe está en línea ascendente desde hace muchas jornadas y se muestra como un equipo compacto, serio, que sabe jugar con las líneas bien juntas y contragolpear. Es un conjunto bien armado por un técnico Luis García que sabe de qué va esto. También, es cierto, tiene jugadores que superan el nivel medio. Moyá es un seguro en la portería y sus centrales Cata Díaz y Alexis son para enmarcar. Es muy difícil hacerles un gol porque presionan bien, juegan muy juntos y defienden todos sin montar el autobús. Y, además, cuando roban el balón saben salir en tromba a por el rival, con numerosos jugadores que desconciertan al contrario.

Osasuna supo contrarrestar ese buen planteamiento con un juego directo que le incomodó al rival, presionando arriba, intentando ganar las segundas jugadas, combinando en ocasiones, y, sobre todo, no dejándole salir con el balón controlado e impidiendo que sus hombres de arriba recibiesen balones en condiciones. Es verdad que le faltó crear más peligro, tener más llegadas y más efectividad arriba. No lo consiguió por mucho que se empeñaron Puñal, Raúl García y el incansable Nino, porque las bandas le siguen sin funcionar con fluidez a este equipo (los laterales apenas subieron y los interiores no están en su mejor momento), le faltó la puntería y porque ayer tuvo enfrente una de las mejores defensas de esta Liga. A pesar de ello tuvo más ocasiones de gol que el Getafe (dos de Nino y una de Raúl García) y si alguno mereció llevarse los tres puntos ese fue Osasuna.

Lo bueno es que el conjunto navarro alcanzó ayer la cifra de 40 puntos a falta de 10 partidos para el final y se encuentra en una buena posición para afrontar con éxito europeo la recta final del campeonato. Tampoco resulta gratificante que ayer se viese de nuevo a Lekic en un encuentro oficial, porque se trata de un jugador que intimida a la zaga rival, da altura, ofrece alternativas ofensivas y crea más competencia en un ataque mermado por las lesiones.

Todo será necesario para que, una vez alejada la lucha por la permanencia, la llama europea siga viva de aquí hasta el final del campeonato.