Pamplona - No hace falta hablar muchos minutos con Mikel Merino para darse cuenta que no aparenta tener 19 años. El mismo poso y la misma buena cabeza con los que guía a Osasuna en el campo marcan su vida. Aunque reconoce que se le hace difícil a veces no poder llevar la vida que tiene un chaval que apenas acaba de finalizar el colegio, sorprende que no solo no le asuste la responsabilidad de ser alguien conocido, sino que le gustaría convertirse en un ejemplo para los más pequeños y dice que ha llevado bastante bien el cambio de ser un chico que estudiaba en Amigó a convertirse en una figura mediática en poca más de un año. Todo, por supuesto, marcado por el aspecto más fundamental en su vida: su familia. El centrocampista de Osasuna habla con devoción de sus padres y de sus hermanos. Para él, todo en lo que se lo ha convertido se lo debe a sus padres, ambos exdeportistas profesionales. Además, como buen hermano mayor, se siente responsable del camino de sus hermanos, a quienes va a ver en sus andanzas deportivas como su primer fan. Así es Mikel Merino, un chico tranquilo, normal, bastante alejado del estereotipo de futbolista, con sus aficiones, entre la que destaca una: el baloncesto. El navarro tiene la espinita clavada de saber hasta dónde hubiera llegado en el mundo de la canasta si se hubiese dedicado a ello. Pero se decantó por el fútbol y ahora se conforma con disputar contra su hermano unos contra unos en el patio de su casa.
¿Cómo lleva un chico tan joven un cambio tan brusco en el que pasa de ser una persona anónima a una conocida?
-Bastante bien, sobre todo por mis padres. Al venir de una familia que ha estado ligada al deporte, sabía lo que había y no fue un cambio muy drástico. De hecho, me encuentro cómodo con la responsabilidad de que la gente me conozca.
Mucha gente se va a fijar en usted, tanto dentro, como fuera del campo. ¿Le apetece ser ejemplo para los más jóvenes?
-Me sienta bien en parte saber que eres ejemplo para niños o para la gente que te conoce. A veces también es un poco pesado en el sentido que siempre tienes que hacer lo correcto y no puedes sacar un poco ese lado de locura, pero son pequeños contratiempos de ser futbolista que es algo bastante bueno. Son muchas ventajas para esos pocas cosas malas.
Tiene 19 años, ¿no le da cierta envidia la libertad para realizar cosas que pueden tener sus amigos que no son deportistas profesionales?
-A veces ves a tus amigos que, mientras tú estas entrenando o concentrado, ellos están pasándoselo bien o disfrutando de comidas que tú no puedes tomar. Pero también lo llevo bien, además, mis amigos tampoco son de salir por ahí así que no me tientan mucho.
Hace no mucho una actriz, Clara Lago, dijo que le agobiaba que mucha gente le pidiese una foto o un autógrafo, ¿a usted también le pasa?
-No. También es por que mucha gente no sabe quién soy todavía. No me considero una persona famosa, ni mucho menos. Pero a mí cuando me piden una foto me parece precioso porque significa que a ellos les hace ilusión tener una imagen contigo y es bonito ver a esos niños, por ejemplo, que quieren que te saques una fotografía con ellos cuando hace dos días era una persona normal que iba al colegio como cualquier chaval de Pamplona.
¿Qué sensación le dejó la primera vez que se vio en un periódico deportivo a nivel nacional?
-En esos periódicos estas acostumbrado a ver a Messi, a Cristiano... a los cracks en definitiva, y que aparezca tu nombre es algo bonito ya que significa que estas ya en la elite, aunque sea en pequeñito, y eso es para estar orgulloso.
¿Cuáles son sus aficiones?
-Me encanta hacer deporte. Jugar a baloncesto, al tenis o irme a correr. Además, estoy oyendo todo el día música. Me encanta cantar, aunque lo hago fatal. Pero, sobre todo, lo que más me gusta es pasar tiempo con mis amigos y mi familia.
De todos los deportes, tiene uno que le gusta especialmente. Incluso en su casa tiene una canasta reglamentaria.
-Sí, tengo sí. Me encanta usarla y jugar al basket ahí. Es una manera que tengo de evadirme del fútbol y siempre que puedo ahí estoy jugando contra mis hermanos o echando unos tiros.
Claro, le viene por los genes maternos.
-He tenido la suerte de tener los padres que tengo y todo lo que sea relacionado con el deporte me viene de familia y estoy muy contento por ello. Mi madre se dedicó a ello profesionalmente y lo llevo en los genes.
Dicen los que le han visto, que tiene maneras para el deporte de la canasta y usted ha dicho que le hubiese gustado probar suerte a ver hasta dónde llegaba en el baloncesto.
-Sí, aún estoy a tiempo aunque me parece que ya estoy encaminado hacia el fútbol (se ríe). Desde pequeñito me gustaban ambos deportes pero me tiraba algo más el fútbol y me decidí por ello. El basket me sigue gustando muchísimo y sí que me hubiese gustado probar suerte y verme con otros chicos a ver qué tal, aunque no sé si hubiera llegado donde lo he hecho con el fútbol.
¿Qué otros hobbies tiene?
-Me encanta el cine. Si puedo me gusta ir el mismo día del estreno y, si se puede, destripársela luego a mis amigos que no la hayan visto (se ríe). También veo series, especialmente antiguas, y en vacaciones me suele gustar leer.
¿Cómo llevó lo de compaginar los estudios de segundo de Bachiller con el fútbol?
-Cuando estaba en segundo de Bachiller me subieron al Promesas y ahí el tema se complicó por que el Promesas entrena por la mañana y las clases también eran en esas horas. Tuve que elegir y me dediqué al fútbol, pero no dejé los estudios. Siempre que podía iba a clase y si no podía le pedía apuntes a mis amigos. Se hizo duro por el hecho de no poder ir a clase y tener que llevarte todo el trabajo a casa, pero conseguí sacar el curso y luego aprobé Selectividad.
¿Y ahora sigue estudiando o lo ha dejado a un lado?
-Sí, sigo. Cuando debuté en el primer equipo decidí centrarme en el deporte e hice un grado superior, por las tardes, y este año todavía estoy en ello. Es un grado de Técnico deportivo. No quiero dejar de lado los estudios ya que el día de mañana no sabes lo que puede pasar y, además, en el futuro me gustaría estudiar INEF o fisioterapia, algo relacionado con el deporte.
Siempre habla de su familia, ¿qué papel tienen en su vida?
-Mi familia es lo más importante. He tenido la suerte que mis padres me han inculcado unos valores, me han llevado por un camino más o menos estricto pero siempre buscando lo mejor para mí y mis hermanos. Estoy muy agradecido a ellos ya que se lo han dejado todo por darme una educación y se lo debo todo. Siempre les voy a estar agradecido.
Tiene dos hermanos más pequeños, ¿ya ejerce de hermano mayor?
-Sí, tengo que serlo más ya que casi es más el hermano mediano el que ejerce como tal. Cuando nos quedamos los tres solos, él es el jefe de la casa. Es el que hace la comida y el que nos manda a dormir. Es el más responsable de los tres.
Sus hermanos también practican deporte (el mediano baloncesto y el pequeño fútbol) y usted es su primer fan.
-Me encanta ir a verles jugar. Me pongo un poco nervioso por no poder echarles una mano pero me lo paso bien.
Solamente el mediano se ha desviado del fútbol.
-De pequeño jugaba también a fútbol. Pero se cambió a baloncesto, se lo pasa bien en la cancha y disfruta bastante. El pequeño está más encaminado por el fútbol, pero es portero...¡qué se le va a hacer, yo soy el único normal! (se ríe). Es broma, los dos lo hacen muy bien.
¿Ya le ha tocado tener alguna charla de hermano mayor con ellos?
-Poco a poco me he ido dando cuenta de que tengo que ayudar a mis padres en todo los que pueda, así que cuando me quedo con ellos alguna vez me ha tocado dar alguna charla en cuanto a que se tienen que centrar o que tiene que respetar el trabajo de nuestros padres y no pueden desordenar la casa o que tienen que dejar el móvil o el ordenador para echar una mano. Pero por suerte han sido pocas porque a la primera que les dices algo lo entienden y se comportan bastante bien.
¿Cómo le ven ellos? ¿Les sorprende ver a su hermano en primera plana mediática?
-El mediano ni se entera. Se piensa que es normal todo lo que está pasando, que esté en el primer equipo. No le interesa mucho el fútbol y no lo vive tanto. El pequeño sí que lo vive más y para él, que todavía es pequeño, que su hermano esté jugando con el primer equipo de Osasuna, que es donde están sus ídolos, le produce bastante entusiasmo y está muy contento.
En la sociedad se ve a la figura del futbolista como alguien alejado de la sociedad, ¿usted cómo lo ve?
-Es lógico que piensen así, que te vean en otro plano en el que no tienes problemas. Pero somos personas que también tenemos preocupaciones y la única diferencia es que se nos da bien jugar al fútbol. Al final tenemos problemas con la familia, los amigos, con los estudios...
¿Ha tenido algún problema con alguna persona que se ha sobrepasado con usted?
-Sí me ha pasado. Algún fin de semana que tienes libre y sales con los amigos ha habido alguno que me lo ha recriminado. Son gajes del oficio, pero al final es un poco incómodo que te puedan decir de todo simplemente por el hecho de que seas conocido, pero bueno, no pasa nada. Yo siempre voy a intentar comportarme como debo, tanto dentro como fuera del campo.