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Castigados al rincón

Castigados al rincón

“osasuna, mi fiel amigo, este año volveré a estar contigo, te lo decimos de corazón, somos la hinchada que te sigue con pasión, no me importa lo que digan, lo que digan los demás, yo te sigo a todas partes, cada día te quiero más”. Así cantaba mi sobrino, con palmas incluidas, desde Graderío Sur en cada partido de la temporada pasada. En cambio, aunque sigue siendo fiel amigo de Osasuna, este curso le va a resultar más complicado ver a los rojos. Hasta la campaña pasada, tanto los niños como las niñas menores de cinco años accedían sin pagar al estadio en compañía de sus padres. Sin embargo, a escasos días del partido contra la Real Sociedad, la directiva anunció que cada persona debía acudir con su entrada; en otras palabras, que estos menores ya no podían entrar de forma gratuita a la zona del estadio en la que sus progenitores disponen de localidad. ¡Vale! Estoy de acuerdo en que se adopte esta decisión por motivos de seguridad y en cumplimiento del Real Decreto que regula “la prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte”, como argumentaba el club. Pero me chirría que se comunicara con tan poco margen de maniobra. ¿Por qué no se advirtió de esta cuestión a principios de agosto, cuando se abrió el plazo de los abonos? ¿Sería porque si lo exponían entonces corrían peligro parte de los nuevos abonos, ya que algunos padres-socios habrían reclamado una localidad para los menores de cinco? Y es que, gratis o pagar un abono infantil eran opciones que restan ingresos de la recaudación procedente de los nuevos socios. El club insistió en que informaron de la medida en cuanto se lo comunicaron, pero estamos hablando de un Real Decreto que data de hace seis años, ¡seis años! Vaya forma de agradecer a los socios, a esos fieles amigos de Osasuna cuando ha estado en Segunda y en el precipicio de la Segunda B, en la época de las vacas flacas, su incondicionalidad y la de esos pequeños seguidores -esos que componen la cantera del futuro-. El jueves 8 de septiembre, algo más de una semana antes del próximo partido en El Sadar, Osasuna propuso una alternativa para los menores de cinco años, en la que mataban dos pájaros de un tiro: por un lado, ocupar un rincón en el que nadie de Graderío Sur se quiso hacer socio cuando lo ofreció el club -Osasuna se debe preguntar por qué-; y, por otro, llenarlo de cara a las emisiones de los partidos por televisión, como así lo exige el señor Tebas. Ante esta solución, yo me pregunto: ¿Se le va a abonar al socio o socia que bloquee su asiento la diferencia entre lo que ha pagado por su tarjeta y lo que en realidad cuesta una entrada en la grada lateral recién creada, anexa a Graderío Sur? Ante tanta impotencia, solo me queda la pataleta de la protesta y, en el caso de mi sobrino, escucharlo cantar otra vez, aunque desde casa la mayoría de los partidos. Sin embargo, no me gustaría concluir mi pataleta sin mencionar otra cuestión que brota año tras año en Graderío Sur cuando se renuevan los abonos. Somos la única zona del estadio que no está numerada y eso que cada asiento está marcado (lo digo con gran ironía). Los integrantes de mi peña, el resto que se pone junto a nosotros y yo ocupamos los mismos sitios temporada tras temporada, y ya van bastantes, aunque para ello debemos entrar una hora antes. Eso sí, en el caso de nuestra peña, para evitar que todos tuviéramos que madrugar en cada partido, un miembro diseñó hace varios años un sistema de turnos para que cada jornada solamente dos de nosotros entremos una hora antes para reservar sitios al resto. Esta temporada, el club ofreció la posibilidad de que la forma de numerar nuestras localidades fuera con un asiento en la grada lateral anexa a Graderío Sur, pero nadie solicitó el cambio. ¿Por qué la solución para numerar la tarjeta era castigarnos al rincón? ¿No es más sencillo numerar de una vez esa zona? Como su propuesta no resultó, ahora los damnificados son otros, los padres y sus peques, que para poder ir juntos a disfrutar de Osasuna deben ir castigados al rincón.

La autora es socia de Osasuna