tercer partido oficial de Joaquín Caparrós como entrenador de Osasuna y tercera derrota consecutiva del conjunto navarro. Esta vez fue en la Copa del Rey, una competición en la que no había puntos en juego para la Liga, torneo en el que a los rojillos les urge ya sumar cuanto antes, pero en la que aparecía la oportunidad de conseguir un resultado positivo y una dosis importante de confianza. Pero ni lo uno ni lo otro. Y es que Osasuna volvió a perder y de nuevo se quedó sin marcar. Desde que llegó Caparrós, nadie ha visto portería y es un dato que comienza a ser preocupante, sobre todo porque los rojillos apenas generan peligro.

También es bueno recordar que, aunque el resultado no fue el deseado por Osasuna, lo cierto es que pudo ser mucho peor. Tres buenas intervenciones de Mario, al que se le da mejor parar que tocar el balón con los pies, y la falta de acierto de los atacantes del Granada en la recta final del choque permitieron a los rojillos salir con opciones de remontar la eliminatoria en el partido de vuelta. Pero para alcanzar semejante proeza deberán exhibir algo más de lo que mostraron ayer en Los Cármenes.

El contador de Osasuna desde la llegada de Caparrós al vestuario no se ha puesto en marcha todavía. Al menos, en lo referente al tema numérico. Tres partidos, tres derrotas y ningún gol a favor -en cambio ha encajado media docena-. Las sensaciones además no fueron nada buenas en Granada, aunque hay que recordar que el entrenador utrerano apostó ayer por un once titular en el que no repitió ninguno de los futbolistas que actuaron de inicio el pasado domingo en El Sadar contra el Atlético de Madrid. Y ahí aparece una de las pocas lecturas positivas que pudo hacer ayer Joaquín Caparrós, que tuvo la oportunidad de ver en acción a los jugadores que menos oportunidades han tenido bajo su batuta. De las Cuevas y Sergio León aprovecharon la ocasión y, aunque Osasuna apenas generó peligro, ambos participaron en todas las acciones ofensivas de mérito del conjunto navarro. Fran Mérida exhibió con cuentagotas la calidad que atesora -sobre todo en su pierna izquierda, aunque lo hizo demasiado escorado en la banda, lejos de las posiciones centrales, en las que dijo sentirse más cómodo- e Imanol García, aunque algo perdido, también demostró que puede ser uno de los mediocentros defensivos si dispone de continuidad y un compañero que se encargue de la elaboración del juego ofensivo. Los demás no estuvieron a la altura, salvo Iván Márquez. El defensa central marbellí se estrenó con el primer equipo de Osasuna -llegó este verano al Promesas procedente del filial del Atlético de Madrid- y respondió con bastante buena nota a la oportunidad que le brindó Caparrós, orgulloso del rendimiento de un futbolista que le gusta al técnico utrerano -o al menos así ha quedado patente desde que sustituyó en el banquillo a Martín-.

Otro asunto preocupante es que Osasuna perdió contra el único equipo de Primera División que todavía no ha estrenado su casillero de victorias en la Liga. El Granada ganó por la mínima y pudo ampliar su ventaja en la recta final del choque. Pero solo entonces, ya que ambos equipos protagonizaron una primera parte en la que el público solo disfrutó cuando la cámara del beso recorrió la grada del estadio durante el descanso. Una mala noticia para Osasuna y Granada, que se volverán a ver las caras el 21 de diciembre en El Sadar en el partido de vuelta. Pero antes está la Liga. Y a los rojillos les toca olvidar e ir a Gijón a generar un buen recuerdo.