Pamplona - La última vez que Osasuna jugó en Oviedo fue un auténtico suplicio. El equipo de Martín necesitaba casi un milagro para clasificarse por la gatera para el play off de ascenso, pero se reunieron todos los ingredientes para ello. Los resultados en otras partes salieron pero, lo más importante, Osasuna cumplió con su parte y le endosó una gorda goleada al conjunto asturiano. Un 0-5 que tiene su sitio entre los marcadores abultados a domicilio logrado por los rojillos y que, en aquel momento, catapultó al equipo hacia una fase de ascenso que luego fue mágica, un expediente perfecto lleno de victorias.
En el Oviedo hay sus ganas de revancha porque se mantienen rencillas anteriores de campañas pasadas -un descenso de los azulones por culpa de Osasuna-, pero sobre todo por cuestiones más frescas, como aquella goleada. “Hay ganas de revancha tras el último partido frente a ellos. Fue un choque horrible, ellos necesitaban marcar cuatro goles y nos los metieron”, recordó el martes Viti, atacante del Oviedo.
Osasuna marcó cinco goles, alimentó una crisis allí que se llevó al entrenador por delante -Generelo, que había sustituido en la 29ª jornada a Sergio Egea- y que también sacó a la luz que las relaciones entre la afición y sus jugadores no atravesaban momentos especialmente felices -hubo palabras más que gruesas de los hinchas hacia sus futbolistas-. Los rojillos fueron creciendo durante los minutos hasta montar un partido perfecto frente a un rival que se fue desentendiendo del partido -el último de la temporada- ante el vendaval e interés de los que tenían delante. Kodro, Roberto Torres dos veces, Oier y finalmente Urko Vera firmaron el repaso. Como para que le tengan cariño...
Osasuna aumentará este fin de semana su perfil de aguafiestas con la presencia de Sergio Herrera entre los palos. El portero rojillo, el año pasado en las filas del Huesca, puso también su granito de arena en estas crisis largas que gustan de montarse por allí, detuvo un penalti en el encuentro del Tartiere en la jornada 35 -el partido terminó con empate a uno- y el conjunto asturiano, que entrenaba Fernando Hierro y en el que jugaban Lucas Torró y Jon Erice -el uno ahora rojillo y el navarro ahora en el Albacete-, estuvo otras seis jornadas más sin conocer la victoria, liquidando sus posibilidades de meterse en la promoción de ascenso y terminando la temporada en la octava posición, a dos puntos de la promoción -el Huesca que entrenaba Anquela se coló como último clasificado para el play off, con 63 puntos-. Un aguafiestas en toda regla.