‘Ana’ le pone suspense
El estadio | Tras horas achicando agua del Carlos Tartiere y charlas del árbitro con los capitanes, el partido se jugó en un escenario difícil
Oviedo - Después de una noche de tregua, en torno al mediodía comenzó a caer sobre Oviedo una fina lluvia que en un par de horas, para las dos de la tarde, ya se había convertido en una tromba incesante y molesta que fue definiendo las horas previas al partido. Si a ello se unía que la temperatura estaba colocada en los 18 grados, este ambiente pseudo tropical en la península no hacía sino certificar que estaba pasando algo raro y que a Osasuna le tocaba en medio.
A los aficionados de Osasuna no les alteraron los ánimos la tormenta y, como se habían dejado ver por las calles del centro de Oviedo la noche anterior, también insistieron en su presencia bajo el tormentón. El centenar de miembros de la Peña Vianesa Mendaviesa desafiaron con charanga y todo a los elementos y, tras haber amenizado parte de la noche, también estuvieron dale que te pego por la mañana, antes del encuentro.
A la espera de Ana, la borrasca, estuvieron Osasuna y sus aficionados. El club estuvo pendiente de los datos que les iban aportando tanto los partes meteorológicos como el Oviedo, sujeto paciente de semejante tormenta desatada sobre el escenario del partido con los rojillos. Para la hora del partido se esperaba el inicio de lo peor, pero después de seis horas cayendo agua a base de bien solo se podía esperar una prueba de resistencia para el césped del Carlos Tartiere. Una hora antes del inicio del partido el terreno de juego presentaba zonas encharcadas que fueron escurriendo media docena de operarios del Oviedo que se aplicaron a la tarea con rodillos y mucha abnegación. El árbitro, que estuvo haciendo junto con sus asistentes las últimas pruebas con el balón media hora antes de la hora señalada para el comienzo, consideró que el campo estaba apto, dentro de lo anegado de algunas zonas. También hubo charla con los capitanes de los dos equipos, Linares y Roberto Torres, veinte minutos antes de las seis de la tarde y ya con los dos equipos calentando sobre el terreno de juego. Los aficionados de Osasuna le animaron a su decisión con gritos de “sí se juega”. El partido, a patinazos en algunas zonas y botes trampa, fue otra cosa. Un dolor para jugadores e hinchas.