Lorca (Murcia) - Osasuna le echó un remiendo a su crisis de resultados y juego y consiguió una victoria vital en el campo del Lorca, uno de los recién ascendidos a la Segunda División y precandidato al regreso al peldaño inferior. El equipo de Diego Martínez logró los tres puntos en un encuentro de evidente superioridad rojilla y así contiene momentáneamente esta crisis que le ha llevado más cerca de la mitad de la clasificación que de la zona alta, más cerca de la medianía que del ascenso, que es lo único que justifica este proyecto.
El conjunto navarro hizo un partido suficiente para llevarse los tres puntos, firmar una victoria y rehabilitarse más en la moral que en la clasificación, aunque lo primero puede llevar a lo segundo y alimentarse uno con lo otro. El Lorca, el rival más débil al que se han medido los rojillos en el torneo, echó una mano para acumular esta dosis de autoestima.
Osasuna experimentó sensaciones nuevas porque llevaba un montón de tiempo sin ganar y el empuje del partido en esa dirección le sentó bien. Que había cuestiones para mejorar lo dejó clara la alineación. Aridane y Quique, indiscutibles e inamovibles, dejaron su sitio en el equipo titular. Unai García fue el recuperado para el eje de la zaga por el movimiento en la defensa, mientras que Roberto Torres regresó al once inicial por el delantero tras su permiso por paternidad. El resto de la alineación estuvo dentro de la formalidad de esta campaña, quizá con interés especial puesto sobre la pareja de delanteros, Xisco y David Rodríguez, que en pocas ocasiones venían compartiendo andanzas como compañeros exclusivos en el ataque. Los dos tuvieron sus ocasiones, pero fue otro al que le tocó marcar el gol del triunfo.
Osasuna se vio empujado a un monólogo ante la patente inferioridad de su rival, y las sensaciones iniciales del encuentro no se marcharon. Sin problemas para contener las minúsculas intentonas de ataque, básicamente centros sin peligro, el equipo navarro puso diferencia en el marcador mediado el primer acto en una gran acción personal de Sebas Coris. El futbolista cedido por el Girona se marchó con facilidad pasmosa de todo el mundo y, ya en el área, tan campante, cruzó al fondo de la portería.
La diferencia de calidad futbolística se abría sitio en el marcador, aunque el abismo entre uno y otro equipo era mucho mayor. Osasuna no estuvo fino en los minutos finales del primer tiempo, cuando seguía exponiendo superioridad y facilidad para seguir mandando, pero una serie de maniobras para adormecer el partido tuvieron un efecto contrario, cosa que se repetiría ya en todos los lances con osasunista por los suelos. El público se mosqueó, se metió con el árbitro, también con algunos jugadores de Osasuna, y los tímidos murmullos de desaprobación para con los suyos, incapaces de dar dos pases seguidos y de tener el balón en ningún sitio del campo, se tornaron en un cierto estímulo. El resultado fue un final de primer tiempo ingobernable, sin juego, una sucesión de interrupciones.
Osasuna debía mantener sólo las mismas dosis de personalidad para que el encuentro terminara sin sustos. No fue así el inicio de la reanudación, en donde una cesión al contrario de Lucas Torró le metió en apuros a la defensa, en una jugada embarullada que incluso terminó con una caída en el área reclamada como penalti por los más fogosos de los locales. Es decir, los problemas en este partido solo los podía crear Osasuna en las dos porterías y, en la propia, había que andarse con ojo.
David Rodríguez estuvo a punto de serenar el partido para Osasuna tras una buena acción de Clerc, como siempre, imponente al ataque y con más problemas cuando hay que mirar al retrovisor. Xisco emuló la peligrosidad de su compañero de ataque con un testarazo que desbarató el portero del Lorca. Quedaba claro que, si Osasuna quería y se esmeraba, podía y no sufriría. Torres estuvo a punto de cumplir con esta tarea tras una buena acción personal que terminó con un disparo fuera por muy poco.
El monólogo que seguía escribiendo Osasuna necesitaba, de todos modos, que no tuviera márgenes para la refutación. Y esto no acababa de quedar claro. No le ayudó al equipo la falta de ritmo creciente en la que entró el partido y en la que los rojillos colaboraron. El plan principal era que se consumiera el tiempo, el paso de los minutos. Demasiado juego con el riesgo, probablemente lo que toca cuando hay que ganar de la manera que sea. Encerrado ante el Lorca, así terminó Osasuna. Nada que ver con el poderío que se espera.
LorcaOsasuna
2Tiros a puerta7
8Tiros fuera7
1Ocasiones de gol6
17Faltas cometidas12
204Balones perdidos178
5Córners4
2Fueras de juego5
49,7%Posesión50,3%
6Intervenciones del portero2