Pamplona - Sergio Herrera Pirón (Miranda de Ebro, Burgos, 5/6/1993) lleva dos meses sin enfundarse los guantes de portero, desde que el pasado 20 de mayo, en el estadio de Los Pajaritos contra el Numancia, sufriera una rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, lesión que le tendrá en el dique seco entre 6 y 8 meses. Sin embargo, el guardameta de Osasuna sigue siendo el mismo: una persona muy divertida y simpática que siempre tiene un comentario ocurrente. El percance le ha hecho aprender que de la noche a la mañana pueden ocurrir este tipo de cosas, pero que es mucho más fácil tomárselas con buen humor y positivismo, porque la negatividad sirve de poco. Probablemente sólo él sepa todo lo que ha sufrido desde lo ocurrido y lo mucho que trabaja a diario para volver con más fuerza que nunca a defender la portería rojilla, pero el pasar un día con él permite conocer un poco más cómo es el trabajo de rehabilitación que realiza y todo el esfuerzo que hay detrás.
Sergio Herrera trabaja a destajo todos los días para recuperarse cuanto antes y volver más fuerte que nunca a defender los colores rojillos.
MAÑANA Y TARDE
Su jornada comienza en el desayuno junto a sus compañeros. Sin embargo, a partir de ahí, el día es muy diferente para Herrera y el resto de jugadores. El portero realiza durante 20 minutos ejercicios de movilidad y activación que preparan su cuerpo y, sobre todo, su rodilla para el intenso día que le espera. Más tarde los fisioterapeutas de Osasuna le dan un masaje drenaje en la cicatriz. Después comienza su sesión matutina de gimnasio, en la que, durante más o menos dos horas, realiza ejercicios de fuerza a las órdenes del fisioterapeuta de Osasuna, Pablo Suárez. Para ello usa fitball, trx y todo el material que sea beneficioso para su recuperación. Siempre que puede y se lo permiten, el guardameta se escapa a ver entrenar a sus compañeros. “Los partidos que he visto me han gustado mucho, como el que jugaron contra el Huesca, un equipo de Primera ante el que Osasuna consiguió sacar la prueba adelante y ganar. Creo que se está fichando con cabeza y sin trastocar el grupo que, en mi opinión, es lo importante”, declara.
Cuando acaba en el gimnasio, los lunes, miércoles y viernes se traslada a Mutua Navarra para ejercitarse con la máquina antigravitatoria y la piscina. Según José Luis Luque, su médico rehabilitador allí, “la recuperación de Sergio está siendo satisfactoria, sobre todo con la máquina antigravitatoria. Sólo lleva unas pocas sesiones y el paciente ya está notando la diferencia; y lo más importante, la rodilla está respondiendo bien, no se está inflamando”. Luque explica que con la máquina antigravitatoria lo que hacen es “ayudar a la rodilla a recuperarse antes de que comience a hacer tarea de campo. De esta forma se realiza una progresión. Esta máquina le quita el 40% de su peso, así la rodilla sufre menos y podemos controlar todo porque es digital y nos permite ir subiendo poco a poco. Lo que intentamos es que él refuerce la extensión para que ese cruzado y la musculatura accesoria cojan fuerza”.
Cuando acaba con estos ejercicios, pasa a la piscina, donde realiza ejercicios con gomas y practica los saltos. Sergio Herrera pasa de la relativa calma de correr en la cinta antigravitatoria, donde no suele notar molestias, a la piscina, un espacio que requiere de mucha más concentración para él y donde los ejercicios se le hacen más cuesta arriba, sobre todo porque la rodilla ya va notando el cansancio de llevar toda la mañana ejercitándose. Además, el trabajo en el agua resulta más progresivo. Cada día debe mejorar un poco más. No puede olvidarse de lo que aprendió el día anterior hasta que consiga que los movimientos que le están enseñando salgan inconscientemente, lo que significará que ha conseguido acabar con los movimientos que podían perjudicarle.
En la piscina, su médico, José Luis Luque, y el fisioterapeuta que se encarga de su rehabilitación en Mutua Navarra, Ander Zamora, le vigilan con atención las caídas, es decir, cómo apoya los pies cuando toca el suelo después de los saltos. “En la piscina empiezo a hacer los ejercicios que después voy a hacer en Tajonar para empezar a mecanizarlos con un peso inferior porque la piscina me baja el peso”, explica Herrera. Ander Zamora añade que “en la piscina se trata sobre todo de corregir los patrones de movimientos a la hora de caminar y saltar”.
ELOGIOS AL PERSONAL
Además del personal de Mutua Navarra, Sergio Herrera tiene sobre su recuperación muchos ojos puestos. Fue operado en la Clínica Universidad de Navarra y desde allí se encargan de supervisar todo el proceso de recuperación, además del personal médico y de los fisioterapeutas de Osasuna, que están en todo momento pendientes de él. El guardameta alaba el trato que le están ofreciendo desde el club rojillo. “Estoy teniendo un buen servicio médico, todos los técnicos de Osasuna se están comportando muy bien conmigo, son grandes profesionales y sé que los tengo para lo que necesite”.
La mañana de Sergio Herrera acaba después de pasar por la piscina. Sin embargo, el día de trabajo continúa. Al concluir en Mutua Navarra, tiene tiempo para comer y descansar, pero hacia las seis de la tarde está de vuelta en Tajonar para seguir trabajando, normalmente ejercitando su tren superior.
Lo que más duro se le ha hecho al portero “fue la primera fase de la rehabilitación, donde tuve que ganar mucha movilidad. Es la fase más importante de la rehabilitación y la más dolorosa. En esa etapa debes estar muy tranquilo”. Además, Herrera añade que, para él, “es una pena no poder estar haciendo la pretemporada con mis compañeros. Estoy trabajando en mi rodilla y eso hace que tenga que pasar mucho tiempo solo”.
El primer mes de la lesión fue probablemente el más duro para Sergio Herrera, aunque ahora que ya han pasado dos meses va notando mejorías cada día y no le cuesta tanto ponerse a trabajar porque sabe que es lo mejor para que su rodilla se recupere al 100% cuanto antes.
Esta lesión ha sido la primera y única del portero hasta el momento. “Nunca me había perdido ningún partido por una lesión”, revela. “El 20 de mayo en los Pajaritos fue el momento más duro de mi carrera, hasta el momento había sido muy buena, siempre mejorando, pero esta piedra en el camino hay que saltarla y sé que voy a volver más fuerte”, añade.
Sergio Herrera saca el lado positivo a todo y con esta “piedra en el camino” no iba a ser menos. Durante este tiempo se ha dado cuenta del gran apoyo que tiene de su pareja, familia y amigos. “Me he ha dado cuenta de quién está de verdad”, admite.
El guardameta está completamente centrado en su recuperación, pero durante este periodo ha tenido tiempo para reflexionar. Para él todas las cosas pasan por algo y quizás haya tenido esta lesión porque, como él dice, “mi rodilla puede que no estuviera lo suficiente preparada”. Pero ahora sólo existe una solución, que consiste en salir de este bache “reforzado y con la rodillas mucho más preparadas”. Por eso, ahora le toca analizar todos los movimientos que realizaba en el campo: “Ahora tengo que corregir los gestos que igual me perjudicaban, por ejemplo los apoyos”.
“Lo que más voy a valorar es volver a jugar y sentirme futbolista”, declara Sergio Herrera. Durante estos primeros meses de rehabilitación, donde el portero todavía no puede hacer ejercicios en el césped, le resulta complicado estar alejado de sus compañeros durante los entrenamientos, aunque él se sigue sintiendo uno más del vestuario: “En ningún momento me he sentido apartado, me siento muy valorado y apoyado por mis compañeros. Todos me han ayudado desde el primer momento y siempre he estado en contacto con ellos, incluso cuando han estado de vacaciones”.
AÑORANZA EN EL SADAR
Al guardameta se le ve nota ilusionado por reaparecer: “Tengo ganas de volver a jugar. Yo he disfrutado mucho jugando en El Sadar, me encanta y es una de las cosas que más voy a echar de menos en este parón, pero ahora tengo que pensar en mí y en mi rodilla”. Pero, sin duda, lo que más echa de menos es “tener unos guantes puestos y tirarme al suelo a por un balón”.
Durante la rehabilitación se acuerda de lo que es jugar en El Sadar con Indar Gorri animando en uno de los fondos del estadio y revive momentos mágicos. “Me encanta jugar en nuestro campo y disfruto mucho con el ambiente de la afición”, dice antes de mandar un mensaje a la hinchada rojilla: “Confiad en nosotros porque somos conscientes de que el año pasado no fue bueno, pero os debemos una y estamos trabajando muchísimo para dar una alegría y tenemos ganas de volver a disfrutar en El Sadar, yo el primero”.