pamplona - Osasuna se quedó con las ganas de sumar su primer triunfo de la temporada en otro encuentro con méritos de sobra para quedarse con los tres puntos, pero en el que la falta de acierto en los últimos metros volvió a escribir con trazo grueso la historia del partido. El equipo de Arrasate volvió a ofrecer sensaciones y juego excelentes y a poblar su estadística de oportunidades con todo tipo de acciones. El conjunto rojillo fue tan superior que borró en el segundo tiempo a su rival, un Betis que se fue apocando con el paso de los minutos y que abrazó con gusto el empate.

Osasuna sumó su cuarto empate consecutivo, prolonga la racha de partidos sin perder en El Sadar -ya 28 jornadas- y va consolidándose como conjunto con identidad propia en esta nueva, exigente y difícil categoría. A todo lo bueno, que fue mucho, se tienen que agarrar Arrasate y los suyos, básicamente en la confianza en que la perseverancia hará cambiar el signo de estas numerosas oportunidades. Los humildes tiene que hacerse fuertes en el trabajo, por otra parte, nada nuevo en la Primera División. Pero también habrá que sosegarse en los últimos metros.

Quizás ayer el final se podía intuir por adelantado, porque nuevamente el regusto amargo acompañó a Osasuna cuando se marchó a los vestuarios en el descanso. Un buen primer tiempo con ocasiones, con juego trepidante e idas y venidas a veces, se había quedado sin el premio del gol.

Arrasate había realizado una encendida defensa de las posibilidades distintas de equipos idénticos y también alabado el comportamiento de sus jugadores especialmente en los dos últimos compromisos. Eso no hizo que ayer, sin embargo, introdujera un cambio en la alineación, con Adrián en lugar de Brandon. El delantero gallego ofreció buenas sensaciones en los minutos que jugó en Valladolid y demostró un buen entendimiento con sus compañeros. Adrián fue el primero en poner su firma en el listado de ocasiones de su equipo. El atacante chutó sobre el cuerpo del portero un centro desde la banda derecha en una clarísima opción.

Fue la respuesta de Osasuna a la primera credencial mostrada por el Betis, ésta con el sello de su mejor jugador, Fekir. El atacante francés se había entendido perfectamente con Canales en el lanzamiento de una falta para encontrar un pasillo y probar a Rubén, que sacó el latigazo bajo junto al poste. El conjunto andaluz, talentoso grupo, se encargó de realizar el juego más tosco del primer tiempo. Incómodo, a pelotazos y desplazamientos largos, intentó pillar la espalda a este Osasuna frenético en cuanto mira la portería contraria.

Por esto, las mejores oportunidades volvieron a ser de los rojillos, siempre merodeando y activos cerca del marco rival. Torres cruzó junto a un poste desde el pico contrario del área en otra clara ocasión.

Los dos minutos finales fueron un ejemplo de fútbol desbocado y sin miedo. Osasuna montó una estampida con seis futbolistas tras cortar un córner del Betis y, en la superioridad numérica -dos béticos se defendían del tsunami-, no logró sacar partido porque Joel Robles, el portero, sacó de forma prodigiosa el disparo de Chimy. En el mismo minuto, en la jugada siguiente, Emerson salvó a su equipo cuando el balón iba camino de la portería en el córner rojillo. El Betis puso su parte en la pócima de locura con dos ocasiones para Juanmi en el minuto 45, la primera, sin problemas para Rubén; y la segunda, con más peligro, que se marchó por muy poco fuera. Aparentemente, no estaba dispuesto a rendirse nadie.

El Betis llegó con un equipo descarado. Tan a pecho descubierto que se antojaba peligroso, incluso para su propia integridad. Medio equipo con perfil sólo ofensivo y otro medio para defenderse suele acarrear problemas si no hay parsimonia y coordinación, porque es propenso a partirse. No pasó estos riegos en la reanudación el conjunto andaluz, que fue dominado en todo momento por Osasuna.

El equipo sevillano se tuvo que conformar con vivir metido en su campo. Perdiendo las disputas, también las segundas jugadas, la lesión de Fekir, mediado el segundo tiempo, le condenó definitivamente a no encontrar una sola luz para salir de la cueva.

Osasuna se comió a Betis tras superar un mentiroso regreso airado al campo tras el descanso, que se atrevió entonces a rematar por mediación de Juanmi alto y fatal. Con una marcha superior, con las ideas más claras y un tono físico mejor, los hombres de Arrasate comenzaron su festival con un disparo al larguero del Chimy Ávila tras una acción excelente de calidad y temple de Adrián. Fran Mérida dispuso de un remate de cabeza, Roberto Torres, un lanzamiento de falta; Nacho Vidal, un centro-chut que se le complicó al portero bético, y David García un cabezazo cruzado que circuló de lado a lado de la portería.

Indefensos, Osasuna siguió aplanando a su rival con otro lanzamiento de Brandon que sacó el meta con dificultades y, sobre el tiempo reglamentario, aún acertó el Chimy a cabecear un centro de Estupiñán al que le faltó fuerza quizás porque el delantero andaba con la reserva encendida después de trabajar como un mulo en el ataque. El Betis respiró cuando el árbitro pitó el final y le quitó de encima el tormento que tenía encima desde no sabe cuándo. Osasuna se marchó sin aliento consciente de que está compitiendo con decencia en la máxima categoría. Sabe que el camino lo ha encontrado. Que sólo le queda no salirse de él y seguir.

OsasunaBetis

7Tiros a puerta2

4Tiros fuera3

8Ocasiones de gol2

13Faltas cometidas6

39Balones al área18

8Córners4

4Fueras de juego1

48%Posesión52%

2Intervenciones del portero6