Valencia - Osasuna se sigue apuntando a los empates en esta temporada y prosigue con la cosecha principal de puntos de uno en uno. En un encuentro discreto de los rojillos en el primer tiempo, mejorado en la reanudación tras el gol de Rubén García, el conjunto navarro logró llevarse un apreciado botín para cómo se había puesto el encuentro y los méritos contraídos.

En el partido con menos chispa de la presente temporada, Osasuna logró sacarse de la reserva las suficientes reservas de orgullo, oficio y sufrimiento como para seguir sumando en lo que se debe considerar una mala tarde. El oficio de los rojillos y su capacidad de reacción le otorgaron un punto absolutamente merecido.

A la reordenación del equipo en el Bernabéu, le llegó la ordenación del once en el campo del Levante. Es decir, llegaron siete nuevos jugadores entre una alineación y otra, con más sensación de galones en la segunda que en la primera, con decisiones que no dejaban lugar a dudas sobre ello. El equipo no pudo ni notar esa reafirmación por el estatus de sus futbolistas porque a los cinco minutos ya iba perdiendo, y no logró reponerse a ese golpe inicial. A los rojillos les cortaron la línea de flotación defensiva por la banda izquierda y al centro no defendido por ahí le llegó el remate en el otro lado de Hernani, reivindicado en su llegada por la derecha ante los fallos de cobertura de sus oponentes.

A Osasuna le dolió ese gol y Borja Mayoral estuvo cerca de cobrar más premio de esos instantes de noqueo con un lanzamiento que detuvo Rubén. El equipo de Arrasate no andaba con la brújula y, con intensidad y sin acierto, fue gestionando los siguientes minutos. De la chispa de uno de los héroes locales, Rubén García, llegó la única ocasión de Osasuna en el primer tiempo, con un lanzamiento de falta que tocó portero y se marchó al palo. Fue el único mérito de los rojillos para incidir en el marcador. Demasiados espesos y con raquítica presencia en el ataque, no pintaba bien el panorama en lo que estaba siendo de las actuaciones más pobres de la Liga.

En el minuto 30, a Osasuna le marcaron otro gol, pero el VAR certificó el fuera de juego de Roger anulado por el árbitro que, a continuación, mandó a hidratarse al personal. Una mínima pausa para un equipo rojillo intenso, impreciso, desdibujado y débil por su flanco izquierdo, camino visitado una y otra vez por el Levante, porque era a veces una autopista. Por ahí fueron goteando los centros y acciones de peligro del equipo local, sangría que afortunadamente no sentenció a Osasuna, que eso notó en varias oportunidades, desequilibrado y sin mordiente que circulaba casi siempre.

Osasuna dio un paso al frente en la reanudación y en cuatro minutos metió miedo, mucho para un equipo ausente en el ataque. Arrasate apuntaló el eje con el brío y amplitud de espacios de Moncayola y dispuso de un par de acometidas de preocupar para el Levante, con especial peligro a la firmada por Estupiñán, feliz en posiciones de remate, que sacó como pudo el portero.

El disgusto gordo lo firmó el chico salido de la casa, Rubén García, que marcó con frialdad tras recibir de Roberto Torres y asumió con discreción la celebración de sus compañeros. En poco más de diez minutos de la reanudación había cambiado el tono del partido por la magia del gol. Osasuna se había reanimado, el Levante se estaba poniendo nervioso y el encuentro adquiría un tono áspero para los de casa. Imposible de imaginar en el primer acto. Estaba mejor el equipo de Arrasate, metido por fin en la refriega, cuando Hernani, un atacante activo y muy curioso del Levante se empeñó en dejar con uno menos a los suyos. Porque empeño es entrar por detrás sin opción de llegar al balón con una amarilla en la mochila.

A Osasuna se le pintó de repente un escenario estupendo con veinte minutos por delante. El Levante dispuso de una doble oportunidad a los veinte minutos en la que Rubén estuvo rápido y valiente en dos lances a bocajarro.

Osasuna siguió operando con ambición en los minutos siguientes con relevos claramente ofensivos, sin cambiar el perfil, por las marchas de Rubén y Adrián y la inclusión de Rober Ibáñez y Juan Villar en su lugar. El Levante supo mantener la pelea hasta el final, llevando el duelo a unas cuotas innegables de tensión y emoción. El Chimy también dispuso de una ocasión para marcar el gol definitivo, pero Osasuna, que se abona por ahora a los empates y necesita ganar, se tuvo que conformar con un punto. Merecido y trabajado.

Levante Osasuna

5Tiros a puerta3

5Tiros fuera15

2Ocasiones de gol3

12Faltas cometidas12

4Tarjetas amarillas0

7Córners11

5Fueras de juego2

47%Posesión53%

69%Aciertos de pase73%