PAMPLONA - Osasuna pasó el trámite de la eliminatoria de Copa frente al Lorca Deportiva y ganó con comodidad para clasificarse para la siguiente ronda. El debut en el torneo frente a un rival de Tercera División se desarrolló por los cauces normales en cuanto a entusiasmo de unos y probaturas y oportunidades de otros y, al final, se cobró también la lógica distancia en el marcador en forma de goles para hacer del desembarco en el torneo un buen test inicial.

En un partido con muy pocas dificultades para Osasuna, los focos estuvieron sobre las caras nuevas, en algunos regresos en la alineación y en la gestión de las oportunidades para otros futbolistas. Frente a un contrincante siempre sin opciones y cada vez más limitado con el paso de los minutos -no hay que infravalorar su innegable pugna e incluso la rebeldía ante su inferioridad-, algunos jugadores tuvieron la opción de demostrarle cosas al entrenador. Unai García se mostró a un buen nivel en el lateral derecho y fue sumando minutos en su notable puesta a punto; Aridane evidenció su absoluta recuperación en jugadas en las que buscó su propia exigencia; de Fran Mérida brotaron sin parar todos los balones y un laborar intachable; Rober Ibáñez buscó las fintas y los eslálons peleándose con todo el mundo; y el debutante Barbero en la delantera demostró que es un futbolista que sabe jugar, que tiene capacidad para el encaje con otros, un elemento aprovechable. Todo ello dentro de un buen tono general, lo suficiente frente a un rival de Tercera, sin tener agobios, sin pasar aprietos, pero sabiendo competir. La habilidad de Arrasate para repartir oportunidades entre sus jugadores y realizar una adecuada mezcla también hay sumarla al aprovechamiento del encuentro de ayer. El paso de ronda supone tener una plantilla activada, con profesionales que van a poder entrar en juego en varios torneos y también futbolistas del filial que van a estar alerta, porque alguna puerta se abre para estar con los mayores. Ayer Iñaki Álvarez, Barbero, Javi Martínez y Endika Irigoien conformaron esta remesa de chavales.

La historia del encuentro comenzó a quedar escrita cuando a los veinte minutos una jugada iniciada por Unai García desde el lateral y pilotada con habilidad por la banda derecha por el debutante Barbero fue culminada por Brandon. Fue la única acción con acierto de un Osasuna superior en la primera mitad que dispuso de varias ocasiones más para incrementar la renta, pero que no encontró el acierto suficiente. No es que fuese un monólogo de los rojillos, pero sí hubo el suficiente mando como para que no se temiera por el resultado y que se marcaran distancias más o menos desde el principio. Sólo una oportunidad, la firmada por Carrasco, que envió el balón a las nubes solo ante Iñaki Álvarez, otra de las caras nuevas, quedó para la estadística, de fallos.

Apagado el Lorca en el primer tiempo, desnivelado el marcador con el gol de Brandon, la reanudación resultó más de lo mismo, con un Osasuna cada vez más dominador del encuentro con un rival instalado alrededor de su portería. Hubo oportunidades para el reinventado lateral Unai García, también para Fran Mérida y Juan Villar. Estos dos hombres se encargarían de poner la distancia definitiva en el marcador. El primero cobró para Osasuna un penalti cometido sobre el activo Rober Ibáñez y el delantero culminó una buena jugada nacida en las botas de Rober Ibáñez y conducida por Brandon. Para la media hora de la segunda mitad toda estaba finiquitado.

Osasuna jugó entonces sus mejores minutos, con triangulaciones y apoyos desde su campo, también los futbolistas se esforzaron en pugnas y esfuerzos para medir su estado de forma, y Jagoba Arrasate siguió con el carrusel de oportunidades con la entrada de otros jugadores, entre ellos chavales del Promesas como Javi Martínez y Endika Irigoien. Con un poco más de acierto en un par de oportunidades más, Osasuna hubiese completado un resultado gordo y amplio, aunque ello no afee la tarea, que es seguir en el ajo del torneo, donde los rivales siguen siendo de inferior categoría y se puede aventurar un futuro más o menos halagüeño.

Además, la Copa resulta estimulante para jugadores y club, aunque por el momento se decida fuera.