Pese al periodismo de investigación que hemos hecho un buen rato en internet, no hemos conseguido enterarnos del nombre del directivo, chupatintas o bombero-torero de la Federación Española de Fútbol que ha decidido que un partido suspendido por un proceso gripal de todo un equipo (el Sporting, que debía visitar el viernes al Zaragoza) se juegue apenas cuatro días más tarde (mañana mismo). Por lo visto, el artista que ha tomado la decisión es el único tipo de este país que no sabe que una gripe con tratamiento se cura en siete días, y sin tratamiento, en una semana. Y tampoco debe ni imaginarse cómo se queda un deportista tras la paliza física que causa una gripe. Pero, claro, es que es un lío no jugar ya ese partido, y a los burócratas de la Federación no le gusta que se le descabalen los calendarios, que eso da luego trabajo extra. Y eso importa mucho más que la salud, la justicia deportiva y el respeto a los clubes. Y así nos va.