PAMPLONa - Cuando decidió en enero de 2015 cantar La Traviata y, según él, despejar las dudas que pudiera tener la Liga de Fútbol Profesional (LFP) acerca de su participación, implicación o autoría en las irregularidades económicas que habían detectado en una auditoría al Club Atlético Osasuna, tras concluir la temporada 2013-14, el que fuera durante más de dos décadas gerente del club rojillo, Ángel Vizcay Ventura, empezó a embarrar casi el último lustro de andadura que había recorrido Osasuna en Primera. Todo con la ayuda del factótum Tebas, al que le habían llegado rumores de Valladolid y Granada (jueces y parte, porque se jugaban igualmente la salvación), de que Osasuna se estaba manejando por vestuarios para sacar puntos con billetes. Así, cuando Vizcay se arrancó a hablar, recordó que en 2008 le realizó una inspección Hacienda para conocer los motivos por los que manejaba tantos billetes de 500 euros y que, según él, podían tener que ver algo con los finales de Liga protagonizados por aquel equipo ante Barcelona y Real Madrid, donde Osasuna conquistó dos triunfos seguidos en los que alcanzó la salvación. También relató sospechas de un triunfo en Murcia. En la temporada 2012-13 Vizcay esparció la sombra sobre los encuentros de los navarros ante Getafe y Sevilla (decía que se destinaron 600.000 euros que prestó el cuñado de un directivo, Purroy, aunque tenía dudas que a Getafe hubieran llegado porque igual se los había quedado Peralta), y decía que también se había primado al Valladolid (por ganarle al Deportivo) y al Betis (por vencer al Celta). Así, dice que se habían dilapidado 900.000 euros, que ahora resulta que nadie ha amañado porque no se han encontrado indicios de que algo de aquello ocurriera. Lo que sí se hizo, al parecer, fue firmarse un documento ficticio sobre un supuesto proyecto de remodelación de El Sadar. Por aquello, que en principio era papel mojado, dos agentes inmobiliarios de Tarragona y amigos del exdirectivo Txuma Peralta firmaron haber cobrado esos 900.000 euros. Después, realmente lo que obtuvieron por poner su rúbrica en el documento que ocultaba la salida de fondos del club, fueron 30.000 euros.

En la temporada 2013-14 Vizcay dijo que Osasuna había amañado su penúltimo partido liguero con el Espanyol para pactar un empate y que, para materializarlo por, según decía, 250.000 euros, había visto en el vestíbulo del hotel, en plena noche, a Puñal y Damiá, que acudían a reunirse con el capitán del Espanyol, Sergio García. Aunque el número de apuestas de tal encuentro fue desmedido, algo frecuente en los finales de Liga con partidos de este tipo, los investigadores no han podido hallar más pruebas de que aquel encuentro fuera fruto de algo pactado. Como bien dijeron varios acusados, entre ellos el expresidente Archanco, aquel empate “no le servía para nada a Osasuna, nos condenaba al descenso”. Así las cosas, de todo aquel calendario de supuestos pufos desnudados por Vizcay, la Liga y la Fiscalía inician mañana la acusación solo por dos de los enfrentamientos del final de la campaña 2013-14: el Betis-Valladolid (4-3 a favor de los locales y que dejaba con opciones de permanencia a Osasuna) y Osasuna-Betis (victoria rojilla que no le valió para salvarse). Por el primero, el exgerente manifestó que se destinaron 400.000 euros; por el segundo, afirmó que pactaron 250.000 euros por dejarse ganar en Pamplona.

Osasuna centra básicamente su acusación en que sus exdirectivos -exgerente incluido- se quedaron con el pastel e hicieron todo lo posible por falsearlo y ocultarlo (es entonces en este momento cuando aparecen las facturas por 1,5 millones a la sociedad Flefield, ubicada en Madeira, uno de estos conglomerados exprofeso que surgen en el fútbol para que el dinero no levante suspicacias), porque el dinero ni está ni se espera que aparezca. Pero la fiscal y la Liga siguen otro hilo acusatorio y sostienen así que Vizcay concretó con dos jugadores del Betis, Antonio Amaya y Xavi Torres (al que reconoció meses después de su confesión al oírle unas declaraciones en tv), la entrega del dinero pactado en Sevilla. Que allí acudieron Peralta y el propio exgerente y que les dieron el maletín, con un sobre, dentro de una furgoneta, en la que también estaba Jordi Figueras y en la que al parecer había un tal Moli, según decía Vizcay. Moli no ha resultado ser Jorge Molina, que fue investigado de inicio, y contra el que no se sigue procedimiento. Los 400.000 euros -tras aunarlos a través de préstamos del padre de Peralta, de Lacturale, del exdirector de la Fundación Osasuna, Diego Maquírriain, y de los desgajados fondos del club-, los llevó el propio Maquírriain en un tren a Sevilla. Pero este y Peralta dicen que nunca vieron la pasta. Que allí había un sobre. Y que con aquello se quedó Vizcay. Maquírriain dijo a lo largo de la causa que él llegó al hotel, entregó la maleta y ya solo se vio con Vizcay y Peralta para cenar. Peralta manifestó que si bien habían pactado una prima por que ganaran al Valladolid, él desconoce si se había entregado. Porque el custodio y ángel guardián de los euros era Vizcay, principio y fin de este entuerto. Los jugadores, salvo Amaya, que afirmó que hablaron de un pacto solo por ganar al Valladolid y nunca por dejarse ganar y que luego acusó a Vizcay de haberse quedado con el dinero porque le llamó con insistencia luego para reclamarle que no habían cumplido con el trato.

Ni Torres ni Figueras dicen saber nada de esto. Así que pruebas va a ha-ber pocas, e indicios algunos, que no se ven por ahora muy suficientes: que si Xavi Torres se compró un yate con dinero en metálico, que si a Figueras le ingresaron dinero para su boda, que si Vizcay aseguró que le había dado el resto de dinero a Amaya con su mujer y una hija en un furgón... En fin, tiempos duros, oscuros, de puro barro, donde se destaparon verdaderos artilugios putrefactos de funcionamiento de un club que era un coladero, todo ello con la mirada a otro lado de las instituciones navarras, de Hacienda en particular. Aunque este capítulo dará para hablar de sobra a final de año cuando se juzgue de nuevo a los mismos exdirectivos por impagos al fisco. Así, mañana arranca una vista para hacer retrospectiva, con 11 acusados, 14 años de prisión en juego para algunos, un daño terrible a la institución, además de 2,5 millones que desaparecieron de aquella caja del club que parecía el Monopoly.