Difícil expresar las sensaciones de Osasuna tras el encuentro de ayer. La mezcla era de esas que se te queda en el cuerpo durante horas y hace que el ánimo suba y baje el ánimo como una montaña rusa.

Vayamos por partes. Lo primero que sintió el osasunista medio es dolor. Bastante. Los rojillos tuvieron un punto que, más allá de lo clasificatorio, podría haber sido un impulso anímico importante especialmente por cómo se había conseguido.

Además, el dolor iba unido con cierto punto de frustración y cabreo por la actuación del árbitro y sus colegas del VAR (con V, parece) que vieron claramente una mano de Herrera que solo apreciaron ellos. Luego el trencilla consideró normal que un jugador, sin querer, arrolle a otro y de esa jugada vino el tercero del Sevilla.

Pero en el osasunismo había más sensaciones. Una de ellas es la del miedo. Más que miedo, intranquilidad. Especialmente por la imagen ofrecida por el equipo rojillo en la primera mitad, muy parecida a la del Granada. Un rendimiento que hace tambalear la importante renta que tiene Osasuna con el descenso. Lo hace ver hasta escaso, cuando, como diría aquel, ya lo quisieran (muchos) otros.

Siguiendo en esta mezcolanza de sentimientos, Osasuna ayer dejó también un camino abierto a la esperanza. La semana que viene afronta un encuentro con el que puede dar un golpe casi definitivo a su salvación y los rojillos se mostraron durante la segunda mitad el camino a seguir, incluso con uno menos.

Y es que, más allá de todo ese mejunje de sensaciones, tanto positivas como negativas, Osasuna tiene que estar ya centrado en lograr una victoria la semana que viene. De hacerlo, pondrá mucha distancia, casi inalcanzable, tanto con el Espanyol como con el Leganés, por lo que se quedaría con un solo puesto más por ocupar para lograr la salvación.

Una salvación que pasa, inexorablemente, por mantener la imagen ofrecida en la segunda mitad, dejar a un lado las excusas, especialmente por alguna baja, y volver a mostrar la intensidad que ofrecieron ayer cuando el equipo se quedó con diez. El margen sigue estando ahí, ahora hay que aprovecharlo cuanto antes y evitar sufrimientos, que bastantes sensaciones acumula ya la rojez.