Osasuna se queda sin la ilusión de la Copa, pero lo más importante es que pagará un alto precio en forma de lesiones por el partido de Almería. Se ha atragantado pero bien la Copa. Los penaltis fueron la pena máxima, pero la fáctura sí que puede ser importante.

Y es que, no lo olvidemos, las habichuelas se juegan en la Liga. Que sí, que esto se dice siempre cuando te eliminan, pero es la realidad. Y ahí se pueden notar mucho las dos bajas que se llevan de Almería: Torró y, especialmente, Roncaglia, que deja la defensa con cinco jugadores para cuatro puestos. Va a tocar desempolvar la antiquísima polivalencia de Oier para que eche una mano ahí.

En lo que se refiere al partido, hay poco que rascar. El Almería, equipo que en Segunda se ha gastado (y ha ingresado) bastante más que Osasuna en Primera, quiso salir con el balón jugado desde atrás y los rojillos culminaron su plan defensivo a la perfección. Tanto es así que solamente tuvo el Almería una clara, al final de la prórroga, y se encontró con una gran intervención de Juan.

¿Cuál fue el problema? Que el ofensivo no fue así. Con el paso de los minutos, los rojillos comezaron a gozar de ocasiones. Clarísimas dos de David y una de Gallego, que sacó Villar en la misma línea de gol. Fernando, su portero, se sacó varias manos imposibles. Luego, los rojillos tienen un problema con Gallego. El ariete está absolutamente bloqueado mentalmente. Sin confianza. Ahora que Budimir ha caído y que Adrián sigue sin volver, el ariete tiene una buena oportunidad, pero necesita quitarse lastre mental y confiar en su olfato goleador.

Fue sustituido por Calleri, que jugó poco rato, cómo es lógico visto que tenemos dos delanteros sanos y el lunes hay partido. En ese rato ya se bastó para crearse (en algún caso, literalmente fue así). Osasuna necesitaba algo más en ataque y, sin negar un esfuerzo titán, no lo tuvo.

Así la cosa se fue alargando, los esfuerzos sumándose, y las lesiones llegando. Hasta el propio Juan amagó en su parada a Sadiq con caer en las garras de los problemas físicos. Y la pelotita sin entrar. Torró, que parecía que volvía a crecer en Osasuna, lesionado, Roncaglia, fundamental por su polivalencia en una defensa mermada, lo mismo.

La eliminatoria se perdió, una pena porque la Copa es bonita, pero tampoco hay que darle más vueltas. Lo importantes es ver cómo pagamos la factura de la ronda en cuestión.