- Como ya hiciera en La Cerámica contra el Villarreal, donde Osasuna ganó por la mínima hace semana y media (1-2), Jagoba Arrasate volvió a alinear ayer en el Santiago Bernabéu una defensa con tres centrales (Unai García, David García y Juan Cruz). Y la apuesta le salió bien (0-0) gracias al espectacular despliegue defensivo de todo el equipo, que se comportó como un auténtico muro rojo, el nombre del proyecto que ganó el concurso para la reforma de El Sadar.

A diferencia de lo que sucedió en tierras castellonenses, el planteamiento del técnico de Osasuna resultó mucho más conservador que en aquella ocasión, y eso que Arrasate puso en liza de salida a dos delanteros (Chimy Ávila y Kike García). Sin embargo, el conjunto navarro espero al Real Madrid en su campo, con las líneas bien juntas y fiando todo su poder ofensivo a una contra, que llegó, en la segunda parte y que a punto estuvo de permitir a los rojillos conseguir un botín más importante en Chamartín.

Osasuna sufrió mucho más en la segunda parte que en una primera en la que Vinicius capitalizó toda las acciones ofensivas del equipo de Ancelotti. El delantero brasileño lo intentó una y otra vez por la banda izquierda del ataque del Real Madrid, pero se topó casi siempre con Nacho Vidal. Y si superaba al lateral valenciano buscando la línea de fondo, con Unai García. Y si intentaba el quiebro hacia adentro, con Jon Moncayola. Y es que los jugadores de Osasuna se mostraron tremendamente disciplinados para frenar las acometidas del rival a base de ayudas rigurosamente estudiadas y todavía mejor ejecutadas. De hecho, Sergio Herrera solo tuvo que intervenir en una ocasión durante los primeros 45 minutos para desviar con los puños un potente pero centrado disparo lejano de Casemiro.

Otra historia bien distinta fue la segunda mitad. Pudo adelantarse Osasuna en una sensacional contra conducida por Kike García y Chimy Ávila, que finalizó con un gran pase del argentino para Moncayola, que estrelló el balón en el poste con Courtois ya vencido. Sin embargo, con el paso de los minutos, a los rojillos se les fue agotando la gasolina y terminaron metidos en su área, por el cansancio y por el empuje del Real Madrid. Sin embargo, se mostraron infranqueables por arriba (los centrales despejaron todos los centros) y afortunados cuando el rival encontró el camino, pero no el gol.