Dudo mucho que Jagoba Arrasate sacase algun conclusión en firme del encuentro contra el San Agustín de Guadalix. Con un once con los menos habituales, los rojillos se ganaron una oportunidad más, contra un rival de más entidad, para, ahí realmente sí, intentar convencer al míster para entrar en el once.

Da pena, no vamos a mentir, que solo Darío Ramos pudiese jugar en Madrid como representante de los chicos que vienen de abajo. Estos partidos son buenos escaparates para que se les vea y se les vaya conociendo. Pero en una plantilla tan larga, obviamente, Jagoba tiene que dar minutos a los que están jugando menos o, incluso, nada.

Y se les notó en el primer tiempo. Entre la pujanza del rival, la relajación de alguno de los más habituales y la falta de ritmo de otros...pues si no es por alguna aparición de Darío aún se hubiese llevado Osasuna un susto.

Una vez pasó por el vestuario, asumo que tras charla de Arrasate, el equipo ya demostró se de Primera y pasó por encima de un humilde pero muy honorable San Agustín.

Que meta Barbero es bueno para la confianza del chaval, aunque es cierto que parece que ahora mismo está lejos de los otros tres que son su competencia.

Del gol de Torres, que seguramente jugó por el positivo de Rober Ibáñez, lo más destacado es la jugada de un Javi Martínez que reclama todos los días más minutos en los partidos importantes.

En Madrid fue de lo más destacado con Areso, al que se le vio mejor que en las oportunidades anteriores que había tenido.

Luego Ontiveros demostró su espectacular golpeo para sentenciar el partido. Pero poco más hizo. Cada día que pasa se le complica más conseguir minutos en una zona con tantos efectivos como los que tiene Arrasate, pero bueno, por lo menos gol tiene para dar y tomar.

Y poco más que contar en un partido en el que lo más positivo es que no ocurrió nada negativo y que los menos habituales consiguieron una oportunidad más sin tener que gastar mucha energía. Que no es tontería y, sino, que se lo pregunten al Rayo en Guijuelo.