- Osasuna firmó ayer un doble hito: logró una victoria en la Liga después de 10 jornadas y casi tres meses sin ganar y además marcó dos goles, convirtiéndose el segundo de ellos, obra de Kike Barja con el rostro, en el 1.600 del conjunto navarro en Primera División.

Instalado en plena crisis de juego y resultados, recrudecida el pasado jueves tras la eliminación copera ante el Girona (1-0), un rival de una categoría inferior, el cuadro rojillo conquistó ayer ante el Cádiz (2-0) su segunda victoria liguera como local en lo que va de curso, tres puntos que son auténtico oro puro para el equipo de Jagoba Arrasate y también para el propio técnico, todavía confinado tras haber dado positivo en covid-19 hace una semana y al que le estaba costando dar con la tecla en los últimos compromisos oficiales de Osasuna.

No es que los rojillos desplegaran ayer un juego excesivamente brillante, pero sometieron a un rival aún más necesitado. Y es que el Cádiz llegó a El Sadar en la penúltima plaza de la clasificación con 14 puntos y se marchó de Pamplona en la misma situación, aunque con una jornada menos para buscar una reacción que le permita acercarse a la permanencia, de la que ahora le separan tres puntos, que hoy pueden ser cuatro si el Elche gana al Espanyol en Barcelona.

La cuestión es que Osasuna generó mucho más peligro que el Cádiz y además tuvo el tino del que había carecido en compromisos anteriores. Ante Budimir abrió la cuenta anotadora de su equipo a pase de Kike García minutos antes del descanso, mientras que Kike Barja anotó el tanto de la tranquilidad al poco de reanudarse el encuentro, un gol que se convirtió además en el 1.600 del conjunto navarro en Primera División.

El extremo de Noáin marcó literalmente con la cara, una mera anécdota en una acción en la que persiguió con fe ciega un balón sin dueño en el área después de que la defensa del Cádiz taponara un disparo de Budimir. Barja se salió con la suya y remató a escasos centímetros de Ledesma, pero la parada no le sirvió de nada al guardameta, porque el balón rebotó en el rostro del atacante rojillo y acabó alojándose mansamente en la portería del conjunto gaditano.

Fue así como Kike Barja puso firma al gol 1.600 de Osasuna en la máxima categoría para redondear una cuenta que abrió el donostiarra Paco Bienzobas el 10 de octubre de 1935, fecha en la que inauguró el casillero de tantos del conjunto navarro en Primera División en el amargo debut de los rojillos en la Liga (cayeron 5-1 en el campo del Betis). Barja se une de esta forma a la lista de autores de goles centenarios de la que forman parten iconos del osasunismo como Sabino Andonegui (100), Martín Monreal (400), Urban (800) o Torres (1.500).