Síguenos en redes sociales:

Juez de línea

Osasuna | El error

Osasuna | El errorUnai Beroiz

¿Qué sería del fútbol sin el error? ¿Qué sería de la vida sin el error..? Ahora en el fútbol hablan de los detalles. “El partido se ha decidido por detalles”, analizan. Como quieran. El caso es que el error es inseparable del resultado; un error de marcaje, un error en el pase, un error en el control del balón, un error en el remate... El fútbol se construye a base de los errores de unos y los aciertos de otros. En realidad, la línea que separa ambos conceptos es finísima. ¿Dónde comienza el acierto o dónde termina el error? En la jugada origen del 0-1 el balón salta entre las piernas de Nacho Vidal de manera involuntaria; la pelota le viene encima y acaba en los pies del rival. La acción tiene un desenlace diferente al protagonizado por el lateral derecho en el minuto 6: entonces es Nacho el que arrebata el esférico que escapa de las intenciones de Borja Mayoral cuando encara a Sergio Herrera. ¿Cómo repartimos el acierto y el error? Fue Marguerite Duras quien escribió: “No hay errores. Solo hay actos extraños”. ¿A qué otra cosa puede responder la peligrosa disputa del balón con Juan Iglesias por parte de Chimy Ávila? Los tacos del argentino impactan de mala manera en una zona sensible de la pierna del lateral del Getafe. El árbitro no lo ve. ¿Error? El VAR, sí. Hay poca discusión, como mucho preguntarse por qué Chimy comete estos actos tan agresivos que ya le costaron una expulsión por falta peligrosa y sin venir a cuento sobre Nico Williams la pasada temporada. Un acto extraño. Otra vez.

El error, acto extraño, detalle o como queramos llamarlo de Nacho Vidal y Chimy cambiaron el signo de un partido al que no fue ajeno el colegiado Díaz de Mera, no por las decisiones de cuajo sino por el goteo de faltas, faltitas, tarjetas y tarjetitas con las que minó y sobreexcitó a los rojillos. Con todo sumado en contra, Osasuna dimitió de un partido en el que llevó la iniciativa en los primeros cuarenta minutos. Y aquí volvemos al debate de los errores y los aciertos. Porque, como ocurrió en Almería, los rojillos no acertaron a materializar sus ocasiones en los pies de Rubén García y Budimir y en la cabeza de Brasanac. Pero, como en todo, son acciones inseparables de la velocidad con la que reaccionaron los defensas del Getafe y su portero. De su acierto. De “los detalles” a los que se refirió Damián Suárez en su análisis del partido.

Dicho esto, el detalle que se echó en falta fue la reacción de Osasuna ante la adversidad, sacar las herramientas características para saber sobreponerse e intentar revertir el partido y el resultado. Faltó la épica. Pero ese Osasuna no compareció; al contrario, Budimir volvió a no acertar en el disparo a gol en la primera jugada de la segunda parte, Moi Gómez (el jugador diferencial) se quedó en la zona gris y los rojillos se enzarzaron en una guerra de faltas que solo favorecía los intereses del rival. Tampoco Arrasate dio esta vez con la tecla, aunque era muy difícil sorprender a un Getafe que mantuvo siempre un orden exquisito, amparado luego en su superioridad numérica.

Habrá quien argumente que el osasunismo cayó en el error de la euforia, que se relamía con los posibles 15 puntos antes del parón y que ahora debe sobreponerse al bofetón. Puede hacerlo. El del Getafe solo fue un partido extraño en un inicio espectacular.

Confidencial

Una subsede muy rentable. No es un capricho que El Sadar pueda ser subsede en el hipotético Mundial de 2030. De ser elegido –y está bendecido por la RFEF–, habría cuantiosos ingresos económicos que, hay que aclararlo, deberían ser invertidos en mejoras del estadio.