Oier Sanjurjo se muestra feliz por la experiencia que está viviendo en el AEK Larnaca, el club chipriota al que se marchó tras una larga y fructífera etapa como jugador de Osasuna –356 encuentros oficiales a sus espaldas–. El histórico excapitán rojillo asegura que se ha avivado la llama interior –la que quizás se agita con el cambio de aires– en una experiencia futbolística y personal que considera “sumamente atractiva”. El centrocampista de Estella afirma que no se fue desilusionado de su última etapa en Osasuna, sino que simplemente le toca ahora vivir un momento nuevo. “Hice varias reflexiones en su momento y pensé: bueno, ya está. Mi etapa terminó ahí”, considera con naturalidad mientras disfruta de su nuevo destino.

Lleva varios meses en Larnaca y está integrado plenamente en lo deportivo y en lo personal, ya que está con la familia. ¿Cómo está resultando la experiencia?

–Bastante completa. Yo venía con esa intención, la de disfrutar un poco de lo que era la experiencia de marcharnos. No solo en el plano deportivo, que también, sino también en el plano familiar. Salir de lo que estamos acostumbrados, porque salvo el año de Vigo –en el Celta–, siempre hemos estado en nuestro núcleo, en nuestro entorno. Y quería ver cómo podíamos vernos en otro contexto y en otra cultura. La vida está para disfrutar de distintas experiencias y el fútbol me daba esta oportunidad con 36 años que nunca imaginé. Y además, con el añadido de que tenía la opción de disfrutar competiciones europeas que eso le da un toque más interesante a la aventura. Al final, en la carrera deportiva de un jugador, aunque yo estaba más que orgulloso con la trayectoria deportiva que había tenido con Osasuna, con 36 años vestir tu currículum con la oportunidad que te ofrece un equipo de jugar competiciones europeas le da un toque chulo a la trayectoria de uno.

Por lo que está viciendo, ¿está superando las expectativas porque juega, es titular, marca goles...?

–A ver, estoy contento porque está saliendo todo muy rodado, muy fluido. Veníamos con mucho ánimo y con la intención de aprovechar este momento, pero sin esa presión añadida de que quería jugar... No. Yo me sentía fuerte en lo físico y en lo emocional, a gusto conmigo mismo y sabía que todo iba a ir rodado y fluido. No tenía dudas ni de mí ni de mi familia. Ha sido así porque lo deseábamos, lo queríamos y nos está saliendo bien.

¿Oier sigue jugando de mediocentro o ya es también comodín en su nuevo destino?

–Sí. José Luis Oltra (el entrenador), aunque no nos conocíamos personalmente, me conocía deportivamente. Ya me comentó desde el principio, con Braulio también había hablado, que sabía que también podía actuar de 8, con cierta llegada arriba, pero me dijo que mi posición natural era la del doble pivote, dándole un poco de equilibrio y consistencia al equipo. Poder robar en el campo contrario para, a partir de ahí jugar, y sí es una posición en la que me siento cómodo. Sí que es verdad que con un volumen de trabajo y de minutos que yo no estaba acostumbrado a tener. Fíjate que con 36 años, que se supone que con más edad debe haber más merma física, lo estoy llevando bastante bien. Llevamos un periodo de dos meses que estamos jugando cada tres días y eso es novedoso para mí. También estoy contento por cómo estoy llevando en el plano físico la situación... Y vamos a tocar madera. Ahora, antes del parón del Mundial de Qatar, en un mes y poco, entre Europa y Liga regular, creo que tenemos nueve partidos más o menos. Nos quedan cuatro de Liga Europa y cinco de Liga. A día de hoy, llevamos jugados doce partidos oficiales, he jugado todos y de titular, en diez.

Ha llegado de una Liga de primer nivel a otro que no lo es. ¿Cómo es el fútbol en Chipre?

–Me ha sorprendido bastante. Yo no tenía la experiencia de jugar dos competiciones, en Europa y en la Liga, y no somos una plantilla tan amplía. Hay que repartir minutos, intentar hacer un buen papel en las dos competiciones. En Europa estamos cosechando muchos éxitos porque nos hemos clasificado para la liguilla de Liga Europa, que para un equipo como el AEK Larnaca es un éxito. Hemos ganado por ejemplo a un equipo como el Dinamo de Kiev fuera de casa, que son tres puntos que le dan mucho prestigio al club y le dan también un premio económico. En ese aspecto, estamos vivos, tenemos incluso opción de clasificarnos porque estamos con tres puntos y los dos primeros, con cuatro. Y en el campeonato doméstico, hay equipos muy competitivos y no es fácil la Liga chipriota, porque contra nosotros, que estamos en una competición continental todos los rivales se motivan, hacen su papel y no es sencillo. Nos está costando en la Liga porque hemos jugado cuatro partidos y solo hemos ganado uno. Debemos dar un paso adelante. Es complejo todo esto de jugar varias competiciones.

Es una Liga con muchos jugadores extranjeros.

–Hay un popurrí de gente de todo el mundo y es algo súper enriquecedor. Pero también hay futbolistas, como en mi caso, que viene de ligas potentes y que sabe lo que se hace en el campo. Nosotros sabemos competir bien y, en general, hay cinco o seis equipos que son de nuestro perfil y nivel y resultan partidos complicados. Jugadores que en sus últimos buenos años vienen a clubes de aquí y que saben jugar los encuentros y toca arrear.

No sé si se marchó de Osasuna desilusionado, pero por lo que comenta, parece que ha revitalizado la ilusión en esta etapa.

–De Osasuna no me fui desilusionado. Al final, cuando llega el momento del cambio todos le tenemos un cierto respeto a eso, porque te altera la rutina y debes arrear y cambiar los hábitos. No todos estamos preparados. En Osasuna, la noticia la recibí con cierta sorpresa porque me dijeron al principio una cosa que luego no fue así... Pero cuestiones aparte, hice reflexiones internas y me dije: bueno, ya está. La vida es así, hay etapas, la mía en Osasuna llegó a su fin hace cuatro meses, porque la vida es así y nadie es eterno. Tenía dos opciones: lamentarme y quedarme con pena, o orgulloso de lo que he hecho, irme en paz después de haber hecho todo lo que he podido y quedarme con eso. Y eso hice. A partir de ahí, coger con ganas y optimismo lo que depara la vida y seguir adelante.

Pero por lo que dice, porque se ha ido con la familia y todo sale bien, parece que ha recargado las pilas de la ilusión por esta experiencia.

–Sí. Es avivar la llama. Es echar un poco más de carbón ahí. No estaba apagado, pero esta es una experiencia sumamente atractiva que hace que despiertes un poco más y que lo cojas con muchas ganas todo.

Tiene contrato por esta temporada pero tiene la opción de seguir. ¿Hay alguna decisión ya?

–Mi intención era firmar por un año y luego ver, porque no sabía cómo iba a encajar aquí. Tenía confianza en mí mismo, pero siempre entran muchas variables. Entonces me dijeron que preferían que firmase por un año con opción a otro porque si jugaba un número de partidos y estaba a buen nivel podía renovar por otro. Todo se verá en primavera.

En el AEK Larnaca está con Mikel González, ex de la Real Sociedad, y algún jugador más de la Liga española.

–Está Ángel García que jugó en el Valladolid, la Cultural; Roberto Rosales que jugó en el Málaga y en el Leganés. Gente de todo tipo, pero hemos creado un grupo agradable y de armonía. Con Mikel González tengo mucha afinidad, entendemos el fútbol muy parecido, entendemos igual las cosas. Está siendo completo por este lado.

¿Y cómo le llaman ahí? ¿Sigue siendo Oier?

–Se les complica tanto el nombre como el apellido y me llaman como pueden (ríe). Oier, básicamente, aunque en la camiseta he querido tener un guiño con mi aita y he querido poner este año Sanjurjo. Luzco con gracia el apellido de mi aita aquí, por la isla, y por Europa.

La imagen que tenemos por aquí de la afición chipriota es de hinchas calientes. ¿No sé si responde a la realidad?

–Este es un club bastante humilde y bastante familiar. Larnaca tiene 80.000 habitantes y el área metropolitana llegará a 200.000. Hay dos o tres equipos de fútbol, el AEK Larnaca no es el que más aficionados tiene. El estadio tiene capacidad para 7.000 espectadores, pero en competición de Liga chipriota se queda por la mitad. La gente es futbolera, pero no como allí, que somos capaces de llenar el estadio cada partido. Hay muchos derbis, podemos decir, estamos en una isla y hay más rivalidad por el roce.

¿Mantiene en el horizonte la situación de Osasuna?

–Claro. Mantengo la relación y hablo muy a menudo con mis excompañeros. Disfruto de que haya buenos resultados, hay buen ambiente. El pasado fin de semana fue una pena porque Osasuna fue mejor que el Getafe, pero en un partido entran muchos factores. La verdad que el inicio está siendo bueno a nivel de bagajes de puntos, pero también de sensaciones que ha trasmitido el equipo.

Algún compañero quizás le está tocando lo que pasó usted al final de la temporada pasada.

–Si te refieres a Torres, esto no es nuevo para él. El ha tomado la decisión de quedarse porque también desde el club consideran que es importante para la plantilla, como referente y capitán ahí dentro, pero no será fácil para él. Todos queremos jugar. Yo creo que tiene condiciones para hacerlo, pero es difícil asumir estos papeles.