El excentral de Real Madrid y Osasuna, Predrag Spasic (Kragujevac, 28 de septiembre de 1965), ha atendido a 'Relevo' en una entrevista en su localidad natal en vísperas al clásico entre Real Madrid y Barcelona donde ha mostrado la dura realidad en la que vive años después de dejar el fútbol: es mozo de almacén y sobrevive con 400 euros al mes.

Después de salir por la puerta de atrás del Bernabéu, Spasic vino a Osasuna, donde estuvo tres años. "Estuve muy bien allí. Tengo grandísimos recuerdos. Cómo se come, ¿eh? (risas). El club y la ciudad me trataron muy bien. Me adapté rápidamente. Su estilo de juego me favorecía". Tras este periplo como rojillo, donde llegó a jugar más de un centenar de encuentros entre todas las competiciones, el serbio se trasladó a Marbella porque no se le renovó su contrato al descender de categoría a Segunda División.

El serbio terminaría su carrera a los 30 años, en el Radnički Kragujevac, y reconoce que se arrepiente de "haber acabado mi carrera tan pronto. Hubiese podido jugar cuatro temporadas más, pero…", además de desvelar que volver a Serbia le resultó muy difícil. "Cuando regresé a mi país sufrí una depresión. Tuve buenos amigos que me ayudaron en los momentos difíciles y gracias a los psicólogos he conseguido salir. Fue todo: una cosa, la otra, la otra… Se me juntó todo y al final exploté". Ese "todo" incluye una quiebra económica. Según narra en el citado medio, Spasic invirtió mucho dinero en un proyecto empresarial y se vino abajo como consecuencia de las guerras yugoslavas. Remata la explicación con un mensaje imprevisto: "Necesito ayuda, necesitaría un favor. Ayuda en el sentido económico. Ahora vivo al día. Tuve que buscar otro trabajo para poder vivir decentemente. Un trabajo que hasta ahora ni podía imaginar. Soy mozo de almacén y vivo con 400 euros al mes. Estoy en una situación difícil, hay que ser muy fuerte para superar todo".

En la entrevista, Spacic admite que nunca llamó a los clubes en los que jugó, y que nunca lo hará. "Sería estúpido", declara. Reconoce que es orgulloso: "Puede que ese haya sido mi error. Todo lo que me pasó me afectó mucho y no hablaba con nadie. Vivía en silencio. Me encerré en mí mismo. Ahora, mentalmente, estoy mucho mejor".