Osasuna, antes de desaparecer por completo, se difuminó poco a poco ante el Villarreal y sucumbió frente a un rival que encontró demasiadas facilidades en todas las facetas del juego. Nunca se sintió incómodo cuando los rojillos acertaron a tener el balón, porque no fueron capaces de hilar cuatro pases seguidos, y tampoco se toparon con resistencia cuando la pelota estuvo en su poder. Tímido en ataque y frágil en defensa, Osasuna se convirtió en un dulce para el equipo de Emery, que hizo méritos para llevarse incluso una renta final mayor.

El Villarreal demostró ante Osasuna algunas de sus habilidades, que van desde el orden al despliegue, y el equipo de Arrasate no estuvo a la altura de la cita, un test exigente frente a un contrincante de altura. El equipo combativo y áspero que se espera a cada comparecencia de los rojillos en todo encuentro, no hizo acto de presencia en el estadio valenciano y el encuentro se convirtió en un tormento, para aficionados y jugadores.

El defensa de Osasuna Nacho Vidal Domenech Castelló

Osasuna camina por su momento más crítico de la temporada porque si el partido ante el Valencia, el último en El Sadar, se había erigido en la peor actuación del curso, frente al Villarreal se bajó un escalón más y dejó casi nada para el rescate tras una horrenda actuación. En un par de jornadas, Arrasate, que no ha dado tampoco con la tecla en estos últimos encuentros, ha pasado de tener jugadores de sobra a no acabar de encontrar los futbolistas adecuados para sus alineaciones. Es lo que sucede cuando se cae desde lo alto sin que ese empujón a contrapié estuviese previsto. Osasuna quizás solo necesite recordar, volver al camino. El botín de un punto de los últimos doce posibles pincha el globo de la ilusión que había hinchado el propio equipo.

Osasuna, a pesar de que se mostró correcto durante un puñado de minutos, vivió el primer tiempo con la intranquilidad perpetua que recorre el cuerpo cuando enfrente hay un rival poderoso. No es que se sufriera más de la cuenta durante el primer acto, y al contrario, hubo un par de disparos con peligro a cargo de Chimy y Darko, que obligaron a trabajar al portero local. Pero el Villarreal guardaba de lo suyo hasta que cambió la marcha.

El equipo de Emery, lento durante muchos minutos, con ese juego espeso de quien no olvida de que para ganar lo primero que se debe hacer es no perder, se desató mediada la primera parte y Osasuna pasó de sostener la pelea de manera desarreglada, sin asomar casi nada por el campo rival, con un aspecto timorato y recogido, a ser definitivamente dominado. A los rojillos les empezó la sangría por un costado. Las llegadas por su banda derecha fueron numerosas –Nacho Vidal y Aridane volvieron a tener una mala tarde, la segunda consecutiva–, aunque para restar peso a esas estadísticas, Parejo estuvo a punto de marcar tras un arreón por la izquierda. Sergio Herrera medió en su disparo cruzado y venenoso.

Pero volviendo a la normalidad, a la defensa de Osasuna la pillaron descolocada en el gol de Danjuma. Jackson, futbolista atlético y algo caótico, le ganó un esprint largo a Aridane, en el que el senegalés apretó en los metros finales, ya metido en el área, para sacarle distancia al central rojillo de donde no había. La definición de su compañero de ataque fue la típica filigrana que duele mucho, porque el remate fue de tacón, de espaldas a la portería, aprovechando la inercia de la carrera de quien busca de cara la pelota y sintiendo el bufido de un defensa a la espalda, que se queda con el molde. A Osasuna le tumbaban en la lona y no había dado muestras de estar para ninguna reacción.

El partido terminó a los cinco minutos de la reanudación, cuando en otro bombardeo desde la banda derecha, Sergio Herrera midió mal la salida y descabezó, casi, a un jugador rival. Danjuma no falló en el lanzamiento del penalti. A Osasuna le quedaban más de cuarenta minutos para no caer con estrépito, y no lo hizo porque mediaron buenas intervenciones de su portero y el Villarreal no anduvo muy fino en puntería. Desparecidos en ataque, el primer disparo a puerta del equipo de Arrasate fue a diez minutos del final, obra de Abde que, como los otros cuatro relevos, no animaron a su equipo, que debe arreglar su mala cara.

Villarreal 2 - Osasuna 0

Villarreal 2 - Osasuna 0