"Pero qué hace Osasuna jugando un 31 de diciembre por la tarde, si es el momento de estar con la cuadrilla despidiendo el año". Así se expresaba un rojillo poco antes del inicio del partido. Y no podía tener más razón. La duda que me invade es si la plantilla y el cuerpo técnico navarro no estaría entre los que estaban de poteo por lo Viejo.

Casi sería hasta una tranquilidad saber que no se han presentado al partido por alguna razón y no pensar que el reinicio de la competición fue casi catastrófico. Osasuna no jugó a nada, el planteamiento de Arrasate fue muy desacertado y, además, culminó su tarde con la decisión de no sacar a Torres cuando quedaban 10 minutos y el encuentro estaba finiquitado.

Jagoba es un mito ya rojillo, pero tampoco pasa nada por decir cuando se equivoca. En San Sebastián acertó poco. Estuvo tan sobrepasado como el equipo cuando vio que el planteamiento no salía. Incluso en los cambios, cuando metió a Kike García acompañado de gente que necesita espacios y sin uno de los mejores pies de la plantilla, Torres. Fue tan raro todo que Juan se lesionó y en vez de estar rápidos, mantuvo a Abde en el cambio y desdibujo al equipo ya del todo.

Cierto es que Osasuna tiene una mochila buenísima de puntos. Pero las buenas sensaciones del primer tramo de la temporada no valen para nada ya que han pasado casi dos meses.

Difícil imaginar que la vuelta de Osasuna iba a ser tan mala. Pero bueno, piensen en el poteo y en la cena de después. Y Osasuna a pensar en la Copa (en la de juego, no en otras).