Todo llega para quien sabe esperar. Es la frase que tiene Raúl García de Haro en sus redes sociales como epígrafe. Seguramente se le vino a la cabeza cuando era incapaz de sujetar las lágrimas tras dar la victoria a Osasuna con su primer gol en el minuto 94. En esas lágrimas había mucha alegría, pero seguro también rabia y frustración. Raúl seguro que se quitó un peso de encima, pero también se lo arrancó de cuajo al equipo.

Y es que Osasuna necesitaba algo así. Sí, una victoria que casi se podía considerar injusta vistos los primeros 80 minutos, pero una de esas que eleva el estado anímico a niveles necesarios. Solo hace falta ver la celebración para detectar dos cosas: al equipo le hacía falta quitarse una mochila de encima y, además, que Raúl se ha ganado en pocos meses al vestuario solo por los gestos de sus compañeros en el gol y en el post partido. 

La verdad es que el gol del delantero encendió la luz en una noche cerrada para Osasuna. La primera mitad rojilla fue de aprobado raspado y solamente porque apenas sufrió más allá de una parada de Sergio en una falta tremenda. En la segunda hizo otra espectacular a un tiro a bocajarro. Está claro que Sergio, competitivo como pocos, decidió hace varias jornadas coger el toro por los cuernos con eso de que cada tiro era un gol y se ha echado al equipo en esa parcela a las espaldas y a esos niveles de motivación, Sergio es top de la Liga.

Jagoba trató de mover el banquillo y está vez sí le funcionó. Moncayola se mostró fresco tras muchas semanas y pudo adelantar a Osasuna antes, pero lo evitaron el portero y un penalti que fue revisado...con la imagen de otro partido porque sino es incomprensible que no pitaran nada. También Iker tuvo la suya pero el larguero evitó el tanto

Pero llegó el corner de Arnaiz. Y el salto de Raúl. Y se encendió la luz. La de Osasuna y la del delantero que, poco después, reconoció que lo había pasado mal. El Sadar le despidió con una sonora ovación y el chaval no pudo evitar echarse a llorar. Seguramente se acuerde del Rayo Vallecano como el punto de inflexión en el que su trayectoria en el club rojillo cambió. Ojalá sea así. Para él y para Osasuna. Todo llega para quien sabe esperar.