Mateo Gómara Lusarreta tiene 8 años (cumple 9 en abril) y acude a El Sadar con la ilusión de ver a Osasuna ganar al Real Madrid. “1-0 con gol de Budimir”, vaticina antes del partido. Pero un par de horas después se marcha del estadio con la frustración de una nueva derrota (2-4) y con las dudas de si algún día podrá ver al conjunto navarro, del que es socio casi desde que nació, derrotar al Real Madrid, algo de lo que sí han sido testigos sus tres compañeras de grada: su madre, Oihana Lusarreta Aguirre, de 38 años; su tía abuela, Mariví Aguirre Santesteban, de 62 (cumple 63 a finales de junio); y su bisabuela, Victoria Santesteban Sotro, que el 6 de julio celebrará los 90. O lo que es lo mismo, osasunanistas de una misma familia, pero de cuatro generaciones diferentes.

“Aunque le hemos dicho que nosotras ya hemos visto a Osasuna ganar al Real Madrid, todavía le quedan dudas sobre si es posible”, reconoce entre risas Mariví, tía abuela de Mateo, la pionera en esto de ser socia rojilla. Ella lo es desde 1981; un año después se apuntó su madre, Victoria; en 1995, Oihana, que tuvo su primer carnet sin haber cumplido los 10 años; y Mateo, al que le hicieron socio a los pocos días de venir al mundo.

“Somos de Eugui y siempre he sido futbolera”, cuenta Mariví, que se acuerda más o menos con nitidez de su primera vez en El Sadar: “Tenía unos 15 años o así. Fui a Pamplona con unos amigos del pueblo y tengo el recuerdo de ver un partido desde fuera, porque antes había sitios por donde se podía ver desde Gol Norte, y me impactaron las luces. Me encantó y quería ir más veces, y lo conseguí porque había un matrimonio de Eugui que eran socios y me llevaba. Por aquel entonces todavía era pequeña y compraba entradas, pero después ya me hice socia”.

Después convenció a su madre, Victoria, que no se pierde ni un partido, y que el año pasado no fue a Sevilla porque, como ella misma explica, no le dejaron. “Era mucho tute para su edad”, justifica Mariví, que estuvo en La Cartuja animando a Osasuna en la final de Copa que perdió contra el Real Madrid (2-1) junto a Oihana, Mateo y otros integrantes de la familia. No pudo o no le dejaron a Victoria estar en Sevilla, pero la que no se perdió fue la final de Copa de 2005 en Madrid contra el Betis, que también se saldó con derrota rojilla (2-1) y a la que acudió con su hija Mariví, que desea que “ojalá haya otra pronto y podamos levantar el trofeo”.

Aunque ayer no fue un buen día porque el Real Madrid arrolló a los rojillos, estas cuatro generaciones de osasunistas volvieron a animar a su equipo desde sus asientos en El Sadar, justo debajo del palco presidencial. Y lo seguirán haciendo.