Cuando el que aquí escribe era un adolescente y tenía algún evento que me afectaba más de lo normal, mi abuelo, un sabio, me decía que tenía que ser una dosis de “espabilina”. Es decir, algo que me sirviese para aprender y espabilar para el futuro. Se podría decir que el proyecto de Alessio Lisci también está en sus primeros pasos de construcción y lo ocurrido en La Cartuja tiene que ser una importante dosis de espabilina para lo que viene, que no es poco.
Aún es pronto, pero Osasuna ha dejado escapar dos partidos consecutivos con errores groseros, impropios de jugadores del nivel del que hablamos. Da la impresión de que estos fallos pueden ser producidos por un pequeño cacao mental con las nuevas ideas de Lisci. El propio italiano lleva avisando desde pretemporada que va a necesitar tiempo para implantar su idea de juego. Aquí paciencia se va a tener, pero estaría bien que el equipo mostrase una evolución o una idea clara de juego.
Pero a eso volveremos más tarde. El tema principal es que Catena y Boyomo pierden dos balones en la primera mitad que no son comprensibles, especialmente el primero cometido por el madrileño, cuando es uno de los mejores jugadores de la plantilla en lectura de juego.
Es más complicado aún de entender que, tras una primera parte con errores de dos de los tres centrales, el cambio fuese justo el que no había cometido ningún fallo grosero. Que Lisci no es “castigador” como dijo en la previa, pero no parece que el cambio sea lo más lógico.
El italiano trató de mover el árbol en el descanso. Y lo logró hasta que a Víctor le arrearon una patada que le mermó para el resto de la segunda mitad.
Cierto es que Osasuna ha tenido cuatro salidas la mar de complicadas donde se podía sacar pocas cosas positivas, pero la sensación ahora mismo no es nada positiva y es necesario, sin llegar a urgente, que comiencen a verse algunas cosas de evolución más claras de las actuales.
Esperemos que estos dos partidos tan seguidos y marcados por una cantidad de errores grotescos inusual sirvan tanto a los jugadores como al entrenador como una pequeña dosis de espabilina y esto les convierta en un equipo más sólido y que no facilite de semejante manera los partidos a los rivales.