pamplona. Chocolates de Navarra, que agrupa a las marcas Pedro Mayo, Orbea y Leyre, trabaja de manera tradicional y artesana su producto, lo que le convierte en un referente de este dulce en el mercado. Desde que Pedro Mayo Etuláin fundara la empresa en los años setenta del siglo XIX, el negocio ha pasado por diferentes fases. En un primer momento se dedicaron tanto al chocolate como a las ceras. En poco tiempo el negocio y su capital prosperó convirtiéndose en uno de los más fuertes de la ciudad. Los herederos de Pedro Mayo tomaron el relevo y mantuvieron el prestigio de la marca aunque cambiaron de emplazamiento el taller primero a la calle Nueva y al Redín tras los años de conflicto civil (1939). Los años posteriores a la guerra fueron difíciles por la dificultad para encontrar azúcar de calidad. En 1974 se trasladó la sede a Artica y, dados los duros momentos económicos, la empresa se fusionó con la sociedad propietaria de la marca Orbea. El convenio se mantuvo hasta 1990, año en que Orbea fue adquirida por Chocolates Asturianos y desmantelada al poco tiempo. Cuatro años más tarde, antiguos trabajadores (Francisco Martín, Jesús Sánchez y José Ángel Manso) impulsaron un nuevo proyecto, Chocolates de Navarra, que agrupó la producción de Pedro Mayo, Orbea y Leyre.

Los actuales gerentes del negocio son herederos de los anteriores, Igor Martín y Javier Bláquez, continúan haciendo el chocolate de la misma manera que sus antecesores y, de hecho, utilizan algunas maquinas que se usaban en el siglo XIX. El negocio familiar, que cuenta con ocho trabajadores (cinco en fábrica, uno en ventas, un administrador y un coordinador), lucha por mantener su presencia en el mercado ante la gran oferta de chocolates importados. "Lo que nos diferencia del resto es la calidad, hacemos todo artesanalmente y con mucho cuidado y mimo para que el producto final sea bueno", apuntó Javier Blázquez, copropietario de la empresa, quien añadió que además de los chocolates de toda la vida, también elaboran productos de delicatessen y chocolates de otro sabores como frambuesa, naranja y un largo etcétera. En la actual sede en Aizoáin, se elaboran diariamente entre 400 y 500 kilos de chocolate, lo que se traduce en una cantidad aproximada de 4.000 tabletas al día.