EN 1922, el casco urbano de Pamplona terminaba bruscamente en la zona próxima al final de la calle Estafeta, especialmente desde que en el año 1918 se derribó la vieja muralla de la Tejería, que constituía el límite real y efectivo de la ciudad por su costado meridional, siguiendo el trazado de la cuesta de Labrit.

El amplio solar de la parte inferior de la imagen, ocupado por carros y caballerías, quedó despejado al derribarse la plaza de toros vieja, que aquí se levantaba. El viejo coso era un vetusto edificio de 1852 que, como hoy ocurre, se levantaba al final de Estafeta, pero no exactamente en el lugar de la actual plaza, sino que se encontraba desplazado medio centenar de metros a un lado, justo donde hoy se levantan las traseras del Teatro Gayarre. Cuando la plaza de toros vieja quedó obsoleta, se abrió un fuerte debate para dirimir si la nueva debía erigirse antes de su derribo o después, y si la nueva plaza se construiría en el mismo solar o no. El incendio del viejo coso, muy probablemente intencionado, aconteció oportunamente el 12 de agosto de 1921, atajó la cuestión y obligó a ponerse a trabajar en las obras de la actual plaza, que se inauguraría el 7 de julio de 1922. Por cierto, fue muy comentado en Pamplona el intenso olor a gasolina que en la zona había al día siguiente del incendio...

HOY EN DÍA no es posible obtener exactamente la misma foto de 1922, porque el solar está ocupado por el Teatro Gayarre, que sería trasladado allí desde la plaza del Castillo en 1932. En consecuencia, es preciso acercarse mucho más a la manzana de casas para fotografiar la zona, perdiéndose la perspectiva. A pesar de todo se reconocen fácilmente algunos elementos urbanos que han perdurado hasta la actualidad.

La casa con la que se inicia la calle de la Estafeta (1) permanece inalterada, incluyendo el atractivo mirador de madera de su primer piso, y los bajos comerciales van hoy ocupados por un punto de venta de Kukuxumusu, la mundialmente conocida marca navarra. Muy recientemente se ha derribado la estrechita casa que la flanqueaba por el lado izquierdo, apreciándose el hueco que ha quedado en dicho solar, justo detrás de la farola (2). Tampoco parecen haber cambiado mucho las casas que siguen, es decir las que hoy dan frente al Café Niza, hacia la embocadura de la calle Espoz y Mina, ya en el extremo izquierdo de la imagen (3). Tan sólo nos queda añadir que esperamos que la nueva casa que va a edificar en el lugar del derribado inmueble respete la idiosincrasia, el estilo y el carácter histórico del lugar. Ya veremos.