Rincón de San Nicolás, 1937
EN 1937 los noticiarios, las conversaciones privadas y la vida misma estaban totalmente mediatizadas por el desarrollo de la Guerra Civil, que entraba en una fase crítica tras el cerco de Madrid, la gran ofensiva del norte contra Bilbao y la decisiva Batalla de Teruel
El centro de la foto va ocupado por dos abuelos, que parecen haber escapado de aquellos cuadros costumbristas de José Arrue o Aurelio Arteta, con sus pantalones apetachados, su perfil encorvado y sus txapelas echadas descuidadamente hacia la nuca. Casi se les puede oír hablar de la marcha de la guerra, y hacer las inevitables comparaciones con la que les tocó hacer a ellos en sus años mozos, la Guerra Carlista de 1872-1876. Junto a ellos ha pasado un ciclista, que detiene su marcha y gira para salir en la foto, mientras que dos mocetes se asoman a la escena desde la derecha. Como telón de fondo vemos los balcones engalanados con banderas españolas, colocadas de manera ostentosa para mostrar su adhesión, voluntaria y sincera u obligada y fingida, al Glorioso Alzamiento Nacional.
HOY EN DÍA la zona conserva en esencia el ambiente y la apariencia de hace 75 años, aunque no hay duda de que se han producido cambios a otros niveles. Hace tiempo que desaparecieron los abuelos de 1937, seguramente también el joven de la bici, y los mocetes de la derecha serán hoy venerables ancianos que pasarán de los 80 tacos. También han desaparecido las banderas de los balcones, como se esfumaron los ardores guerreros del 36, y hoy sabemos que la Gloriosa Cruzada no fue sino una escabechina de gente sencilla, que se mató entre sí para perpetuar los privilegios políticos, sociales y religiosos de los de siempre.
Para terminar, diremos que hoy en día no es normal que la presencia de una cámara llame la atención de los paseantes, pero en esta ocasión dos mujeres se han detenido bruscamente al advertir la presencia del fotógrafo, seguramente con la vana intención de no ser retratadas. Detrás, José Luis Allo Arizcuren y su sobrino, actuales gestores de Casa Paco, han interrumpido su ardua faena para posar abiertamente y sin disimulos. Un saludo para ellos.
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