La semana pasada se celebraron en Pamplona las III Jornadas Japón 2012, centradas esta vez en la gastronomía del país del sol naciente. De esta manera, desde el lunes y hasta el viernes, se sucedieron charlas sobre literatura nipona, una reunión de haikus, cuentacuentos con Kamishibai, un taller de cocina y una conferencia sobre cine, entre otras actividades.

Las primeras jornadas sobre Japón fueron en 2009. Cuando se expuso todo el material de la biblioteca sobre este país. Al año siguiente, en 2010, las actividades giraron en torno al cine japonés y en 2011, sin embargo, no hubo jornadas por falta de presupuesto. Hecho que se ha repetido este año, que tampoco ha habido dinero, pero el Ayuntamiento ha colaborado con la Casa de la Juventud (por iniciativa de Manolo Goñi) y, además, casi todo lo expuesto y aportado ha sido de manera desinteresada por usuarios de la biblioteca con la ayuda de sus cuatro trabajadores.

tertulias literarias En la biblioteca Yamaguchi existen cinco clubes de lectura durante el año que se reúnen una vez al mes: tres generalistas, uno de cómics y otro de cultura japonesa. Así, con la excusa de las jornadas sobre Japón, la semana pasada tanto el cultura general japonesa como el de cómics se centraron en el té el primero y en el país del manga el segundo en sendas tertulias celebradas el lunes y el miércoles pasados.

La primera, coordinada por Ana Muñoz y Jesús García Salguero, giró en torno al ensayo clásico El libro del té, de Kakuzo Okakura, en el que se muestra la ceremonia y el ritual que este acto suponen, y al poemario Aniversario de la ensalada, obra de 1987 que según algunos "acercó" la poesía tradicional a la gente y según otros "rompió en exceso" con las imágenes clásicas de esta tradición. En la segunda tertulia, coordinada solo por García, las propuestas de lectura fueron el cómic En la cocina con Alain Passard y el viaje gastronómico de la historia gráfica El gourmet solitario.

cuentos y poemas El jueves, como cada tercer jueves de mes a las 18.30 horas, las cuentacuentos Loli Francés y Mª Jesús Ollo hicieron volar la imaginación y la fantasía a los niños y niñas que se acercaron a la biblioteca Yamaguchi por la tarde. Tocaba sesión de kamishibai en la que el Elefantito tiene hambre o El cocinero malhumorado fueron algunos de los cuentos relatados.

El término kamishibai en japonés significa teatro de papel y es una manera, popular desde hace siglos en Japón, de contar cuentos de forma didáctica a niños y niñas. Comenzó a utilizarse en el siglo XII por monjes budistas, quienes usando los llamados emaki (pergaminos con imagen y letra) combinaban historias con enseñanzas morales ante una audiencia mayoritariamente analfabeta. Se trata de un pequeño teatrillo, normalmente de madera, en el que un narrador coloca unas láminas con ilustraciones y, detrás, dispone del texto que irá leyendo y compartiendo con quienes se encuentran viendo el lado con imagen.

Por su parte, el martes a las 18.00 horas, se celebró una reunión de haikus. En la biblioteca del barrio de San Juan, el grupo aficionado de curiosos poetas, abierto a quien quiera sumarse, participó la semana pasada en las jornadas y se centró en la gastronomía. "Lluvia y frío/ Un borracho reclama/ sopa caliente (Rosa, hakunversaciones)" o "Recogidos los platos/ agua de lluvia/sobre la mesa (Lueli, haikunversaciones)" eran algunos de los poemas expuestos por las estanterías del local, transmitiendo su peculiar calma y adornando la estancia junto a imágenes de flores niponas.

El haiku es un poema generalmente de tres líneas en el que se narra un hecho puntual, en torno a la naturaleza o a la realidad percibida por los sentidos, en el que el poeta espiritualiza y eleva un acontecimiento a primera vista trivial.

cocina y sushi Chaca, salmón, atún, pepino, cebolla y, cómo no, arroz. Estos son algunos de los ingredientes que la tarde del jueves utilizó Kimihiro Kato para enseñar a los asistentes a cocinar sushi, uno de los platos más conocidos de la gastronomía japonesa. Este chef de 21 años, natural de Osaka y que se encuentra en Pamplona desde mayo aprendiendo español, cocinó durante hora y media unos rulos, unos conos y, por supuesto, sushi. "Coceremos el arroz hasta que quede el agua transparente y, luego, con vinagre de manzana y azúcar", comentaba Kato al principio algo nervioso, pero enseguida relajado haciendo la comida de su país. El taller de cocina fue la única actividad desarrollada en la Casa de la Juventud, concretamente, en la sala de cocina. Kato, ante la pregunta de qué comida era mejor a su gusto, no lo tenía claro: "Hombre... depende". Eso sí, de la gastronomía navarra destacaba "los pinchos", aunque resaltaba que en Japón sería "impensable comer de pie" y, entre risas, subrayó el manjar del "kalimotxo". Durante el taller, varios participantes se animaron a hacer de pinche de cocina. Alguno picó alimentos, otro echó agua y quien quiso supervisó la sesión de más cerca. Además, aprovechando la estancia de Kato, hubo quien le consultó cómo decir un plato o un ingrediente de manera correcta en japonés.

exposiciones y cine El viernes, las jornadas se completaron con una conferencia sobre cine y comida a cargo de Pedro Pagés, realizador cinematográfico. Además, el grupo de haikus, aparte de reunir la serie de poemas sobre comida expuesta, realizó un vídeo de quince minutos que se proyectó de manera constante en la puerta del local, seguido de Los Gourmets solitarios, vídeo-documental de una pareja del club de cómic de la biblioteca, Marijo y Jose.

Asimismo, el trabajo de ganchillo del grupo Urban Kniting Navarra, con el nombre Amigurumis para chuparse los dedos, adornó el suelo del local de lectura. Por su parte, el arte plasmado en imagen tampoco faltó y la artista Angélica López expuso su serie dedibujos Tinta flotante: gastronomía y tsunami, que permanecerán todo el mes de octubre.