En 1934 Europa estaba coronada por negros nubarrones. El 29 de marzo la Alemania nazi había privado de su nacionalidad al físico Albert Einstein, por su origen judío, y el 30 de junio de aquel mismo año se producía la sangrienta Noche de los Cuchillos Largos. En España, mientras tanto, los resabios imperialistas llevaban al gobierno a ocupar el territorio africano de Ifni, mientras que en casa se producía la revolución minera de Asturias, que terminaría en un baño de sangre, y Lluís Companys proclamaba la independencia de Catalunya.
Ajena a todos estos vaivenes, la Pamplona de la época parece empeñada en darnos escenas de una aparente tranquilidad. El fotógrafo se ha situado en la puerta de la iglesia, para obtener una bella estampa del Rincón de San Nicolás. La esquina de la plaza estaba entonces ocupada por el taller de un zapatero remendón, que ha abandonado su banco de trabajo para salir a posar en la foto, al mismo tiempo que una señora se disponía a entregarle un encargo. Al fondo, el repartidor de gaseosas ha entrado a hacer su trabajo en Casa Paco, no sin antes dejar convenientemente aparcado su carro y su mula junto a la acera.
HOY EN DÍA y a pesar de los 78 años transcurridos, la zona fotografiada permanece prácticamente invariable. La casa que ocupa el primer plano ha sido convenientemente remozada, aunque el taller del zapatero remendón ha sido sustituido por una ortopedia. Es el signo de los tiempos. Al fondo del callejón se adivina la puerta de Casa Paco, cuyo actual propietario, José Luís Pueyo Arizcuren, nos ha dado la mayoría de los datos aquí aportados. Él nos explicó, por ejemplo, que el carro de la foto antigua pertenecía a un repartidor de gaseosas que alcanzó a conocer, y también nos contó que su abuelo, fundador de Casa Paco, añadió una altura a la edificación, cosa que puede comprobarse al observar ambas fotografías.
Una mirada atenta nos recuerda también que aquel viejo adoquín pamplonés, signo identitario de la vieja Iruñea desde el siglo XVIII, fue catetamente maltratado en tiempos de la alcaldesa Yolanda Barcina. Ya a la derecha de la fotografía, por último, alcanzamos a ver el muro de la iglesia fortificada de San Nicolás, una de las parroquias de la antigua Pamplona, que prestó su nombre a la plaza y al propio Rincón de San Nicolás.