PAMPLONA - El mal uso de las tarjetas de aparcamiento para minusválidos señala principalmente a familiares y allegados de personas minusválidas que las utilizan para encontrar aparcamiento más rápido, principalmente en el centro o en la zona hospitalaria donde precisamente resulta más difícil estacionar. “Son las propias familias los que se aprovechan de la discapacidad de sus familiares”: Así lo reconocen los agentes destinados a controlar este tipo de infracciones. Cabe recordar que este tipo de tarjetas son personales e intransferibles, es decir, que la tarjeta se adjudica a la persona que tiene problemas de movilidad, y no a un vehículo. Por lo tanto, las tarjetas solo se pueden usar cuando la persona va dentro. Durante este 2017, la Policía Municipal de Pamplona ha retirado 112 tarjetas por el uso fraudulento que se hace de ellas. Los agentes realizan controles sobre su utilización para detectar los incumplimientos, que van en detrimento de las personas que realmente necesitan esas tarjetas y las usan conforme a la normativa. De esas 112 tarjetas retiradas, 41 habían sido concedidas por el Ayuntamiento de Pamplona y 71 habían sido expedidas por otros consistorios. La mayor parte de los incumplimientos detectados tienen que ver con la utilización de la tarjeta por personas usuarias no autorizadas y sin que la persona discapacitada a la que se le concede viaje en el vehículo. En algunas ocasiones se han requisado tarjetas manipuladas o falseadas e, incluso, existen casos de personas reincidentes a las que se les ha retirado la tarjeta en dos o tres ocasiones. También hay un caso concreto de una tarjeta adjudicada a una persona fallecida y, además, manipulada por la persona que la poseía. El uso fraudulento de este tipo de tarjetas conlleva desde una sanción administrativa de 500 euros (250 con el descuento) hasta la tramitación de un atestado ante la autoridad judicial por un presunto delito de falsificación de documento público. A partir de la segunda infracción se retira la tarjeta.
Desde la entrada el vigor de la normativa europea, las tarjetas de estacionamiento para personas con alguna discapacidad se adjudican al titular y no están vinculadas a ninguna matrícula. De esta forma, la persona con discapacidad puede ser trasladada con cualquier vehículo y sin la obligación de ir en uno en particular. Únicamente puede usarse cuando en el vehículo viaje la persona discapacitada o cuando se le vaya a buscar o dejar. El uso de estas tarjetas se regula por el Real Decreto 1056/2014 de 12 de diciembre y por la Ordenanza de Tráfico de Pamplona, que se adaptó este nueva normativa.
El principal objetivo de este control es garantizar el correcto uso de las tarjetas por las personas autorizadas y que verdaderamente las necesitan. La Policía Municipal controla las zonas reservadas para estas personas, con especial atención en toda la parte central de la ciudad y en las inmediaciones del Complejo Hospitalario. Se tiene previsto continuar con esta campaña para evitar el fraude en este tipo de tarjetas.
Fuentes de policía municipal destacaron que el número de sanciones no ha crecido e incluso ha descendido levemente. “Resulta difícil concienciar a la gente, algunos ven a la primera sanción, más que el dinero, hacer una faena a su padre o familiar si se repite, otros en cambio no escarmientan y tenemos personas multadas en cuatro ocasiones”, abunda. “Hay gente que te dice que algún beneficio tienen que tener por ser familiar de un minusválido, cuando no es así”, indican. “Tenemos varios casos de personas que utilizan la tarjeta de un familiar fallecido para acudir a una cita en Consultas Externas, por ejemplo, o para hacer compras en la calle Estella: El modus operandi es “tener paciencia” y esperar a que el conductor llegue al vehículo. “Una persona se hizo pasar por su hermano gemelo que llevaba cinco años muerto, otro que llegó a falsificar varias tarjetas”, relatan. ”Esta semana hemos tenido un caso de una persona a la que le hemos retirado la tarjeta en cuatro ocasiones al usar la de un familiar. El problema es que nosotros le multamos pero en otros ayuntamientos pequeños le siguen entregando tarjetas”, indican. “La gente te intenta mentir, primero te dicen que están esperando a un familiar al que han traído pero cuando les acompañas 20 metros reconocen que les has pillado”.