pamplona - El Ayuntamiento de Pamplona ha recuperado la antigua puerta de la Rochapea, a modo de mural, en una de las fachadas del Club Náutico de Remo de Navarra, ubicado junto al puente de Curtidores. El mural pintado recrea una imagen de 1902 tomada por A. García Deán y perteneciente a la Colección Arazuri, que forma parte de los fondos fotográficos del Archivo Municipal de Pamplona. En ella se muestra una perspectiva de la antigua puerta de la Rochapea junto a la que se encuentran varias mujeres en su día a día, unas mujeres que la utilizaban en su labor de lavanderas para bajar al río y limpiar la ropa de diferentes familias. La empresa Arte y Naturalismo ha sido la encargada de realizar el mural durante estas dos últimas semanas. Se trata de una empresa especializada en pintura de murales de grandes dimensiones, con el fin de mejorar entornos urbanos deteriorados o, sin más, para poner el arte a disposición y observación de transeúntes y ciudadanía en general. El coste ha sido de 7.260 euros, IVA incluido.

La Comisión de Presidencia visitó ayer por la mañana el mural, que se enmarca dentro de los objetivos del Plan Estratégico de Turismo. Se trata de trabajar en pro de un turismo sostenible, intentando evitar la concentración de personas en el centro histórico y diversificando las propuestas por el resto de la ciudad. Además, se procede a la mejora de un espacio, en este caso, una zona de acceso al Casco Antiguo, junto a los Corralillos del Gas, uno de los lugares reconocidos, visitados y transitados por las personas que visitan la ciudad. De esta forma se favorece una imagen de la ciudad que combina la modernidad de la peatonalización del espacio en el que se encuentra el Club Náutico de Remo, realizada hace un par de años, con la historia y la tradición de un puente y una calle que hace más de un siglo eran también puerta de entrada a la ciudad. Además, su ubicación en una plazoleta llama a la contemplación tranquila del mural desde cualquiera de los bancos instalados.

La puerta de la Rochapea se construyó en 1666, con una fisonomía similar a la del portal de Francia. Desde la época medieval hasta su demolición era atravesado habitualmente por decenas de personas, muchas de ellas lavanderas que se encargaban de recoger la ropa de las diferentes casas y familias para que las que trabajan, lavarla en el río y después secarla y plancharla, y a las que se quiere homenajear. No en vano, en el ahora parque fluvial, una placa recuerda ese Soto de las Lavanderas, como el lugar al que iban esas mujeres a limpiar y secar sus ropas. El portal comenzó a derribarse en 1914 para facilitar el acceso de los entonces incipientes vehículos de transporte y mercancías al centro de la ciudad. Las labores de derribo y la adecuación del nuevo espacio concluyeron el 4 de marzo de 1915. De aquella puerta, uno de los seis accesos que tenía la Pamplona de principios del siglo pasado, solo queda en pie la edificación del cuerpo de guardia situado en la cuesta de Santo Domingo. - D.N.