Es, sin duda, uno de los bienes más preciados. Un regalo de la naturaleza que aunque no huele, no sabe y no siente predilección por ningún color en especial, resulta básico. Porque sabemos que somos agua, pero, ¿de dónde viene? Puede que precisamente los más txikis sean los mejor preparados para dar respuesta a una pregunta que, seguramente, más de un adulto haya olvidado. Y es que ellos tienen el primer contacto con este preciado líquido -el primero en lo que a conocimiento se refiere- en un espacio privilegiado e idílico como el que brindan los depósitos de Mendillorri, los primeros que se construyeron en Pamplona y donde además de aprender las cualidades y calidades del agua, interactúan con la naturaleza, juegan con los sentidos y se educan en la materia, cultivando lo valioso de evitar el derroche.

El pasado miércoles hicieron lo propio 85 niños y niñas de diferentes colegios, entre ellos los de Virgen Blanca/Andra Mari Zuria de Huarte, de tercero de infantil, que disfrutaron de la llegada de la primavera, contemplaron pájaros, se abrazaron a los árboles y, sobre todo, jugaron con el agua. Desde hace ya tres décadas, el Programa Educativo de la Mancomunidad ha desarrollado una oferta que se centra actualmente en cuatro temas relacionados con sus servicios (agua, transporte, residuos y parque fluvial). El primero, dedicado al Ciclo Integral del Agua, es el más veterano y el que más ha evolucionado desde su puesta en marcha.

Y con él aprenden el ciclo natural y urbano del agua, comprenden la importancia que tiene para la vida de las personas y de todos los seres vivos y asumen la necesidad de cuidar este fluido transparente en el día a día, como elemento esencial para el desarrollo sostenible.

Durante el presente curso, 21.497 alumnos y alumnas de la Comarca de Pamplona participarán en alguna de las actividades que organiza la MCP, en las que sin duda el escenario estrella, y el que más consigue asombrar a txikis -y a los mayores que puedan disfrutar de lo imponente de esas majestuosas arcadas- es el de los antiguos depósitos, que datan de 1895, y sumergen sus pilares en la inmensidad de un espejo con reflejo azul, impoluto y estático.

jugar y aprender Dentro de la cueva, Barrillo, un simpático perro, les explica que el agua está en todas partes y tiene su propio camino. Para los pequeños el viaje comenzó a través de la música y de sus sentidos, a pesar de que esa mañana andaban un poco revueltos y sus andereños, Edurne Garzaron y María Sánchez, no pudieron quitarles el ojo de encima.

“Hoy van a poder jugar y aprender además de ver temas que ya hemos dado en clase, como los estados del agua, experimentar con ella... Es una iniciativa bonita, porque se lo pasan bien mientras adquieren conocimientos”, señalaba Garzaron.

Durante la visita fueron de la mano de la educadora medioambiental de la Mancomunidad, Ana Jaca, que recordaba que “cuando se traía agua de Arteta, en los comienzos, se construyeron también estas instalaciones para almacenar durante la noche el agua que se gastaría después el resto del día. Nacieron como un complemento, un depósito regulador de apoyo, hasta que se fueron construyendo más depósitos para abastecer la demanda de una población que no dejaba de crecer”. Estos dos primeros depósitos siguen funcionando en la actualidad, y a ellos se suman otros cuatro más modernos, construidos entre 1942 y 1975.

Ya en otra sala y sobre cinco nubes dibujadas en el suelo, los txikis se sentaron por grupos e intentaron escuchar el agua contenida en un vaso, “para que se den cuenta de que si no golpean, no hace ruido”, además de descubrir los diferentes y particulares sonidos que emite (la lluvia, hirviendo, en la ducha...) e incluso la música que pueden crear con un acuófono. Probaron tres jarras: con agua de río (que no quisieron), de mar (sólo los más atrevidos) y del grifo (la más demandada). “Aprenden mediante los sentidos, se les enseña a partir de lo que perciben”, señalaba la educadora.

La Casa de las Aguas de Mendillorri cuenta, además, con la exposición permanente El viaje del agua, maquetas y audiovisuales, una proyección en 3D y juegos interactivos que acercan, de forma dinámica, a las soluciones que a lo largo del tiempo se han dado ante la necesidad de contar con agua potable.