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Evasión en pinceladas

Sole García, Alicia Santos, Margarita Navarcorena y sus 17 compañeros exponen en el Club de Jubilados de San Jorge sus obras realizadas en el taller de pintura

Evasión en pinceladasUNAI BEROIZ

pamplona - Aseguran que recoger los “bártulos” el último día de curso les “entristece” porque durante el verano “lo echan de menos”. Para Soledad García Rodríguez, Margarita Navarcorena Echarri y Alicia Santos Rodríguez, el curso de pintura del Club de Jubilados de San Jorge es “terapia”: “Alicia y yo llevamos 14 años aquí; Margarita, 16”, relata Sole. “Nos metemos tanto en él, que conseguimos desconectar y evadirnos. Estamos aquí para eso”, añade Alicia. Sole y Alicia se enamoraron por la pintura después de sus primeras clases, antes habían dedicado su tiempo libre a las manualidades. Margarita, sin embargo, es una enamorada de este arte desde pequeña: “Era una enana y muchos de los recuerdos que tengo son con una libreta y lápiz y pinturas en la mano”. Ahora disfrutan de ella junto a sus diecisiete compañeros los martes y los jueves: “Viene Nati, nuestra profesora, dos horas cada día. Los lunes, miércoles y viernes, también podemos venir por libre si queremos”, explican.

Sole y Alicia recuerdan a la perfección su primer cuadro. La primera, pintó una iglesia que “parecía una catedral”; y la segunda, dos semidesnudos. Aunque aquellos cuadros “salieron muy bien”, su mejoría es “notable”. Ayer, Sole trabajaba para terminar a Rayo Mcqueen, el protagonista de Cars -un regalo para su sobrino-; Alicia perfeccionaba el retrato de su marido; y Margarita perfilaba a sus bailarinas.

Lo que a ellas les llena de la pintura es poder ver los resultados. Una vez al año, exponen una de sus obras en el Club de Jubilados o en civivox. Pese a que, “por lo general”, se muestran satisfechas con todos sus lienzos, aseveran que tienen sus favoritos: “Siempre hay algunos que por las razones que sean, los haces más cariño”, afirman. Sole no sabe si decidirse por el de Getaria o el de la laza del Castillo: “Pinté con un cariño especial la calle principal de Getaria, estoy enamorada de ese pueblo. Y de la Plaza del Castillo hice dos”. Por su parte, Margarita se queda con el retrato de sus padres y Alicia con un paisaje de su pueblo, en Salamanca.

La responsabilidad de este amor por el arte es, en parte, de Nati Garbayo Alvero, la encargada del curso. De Cintruénigo, estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (UPV), donde ahora está realizando su doctorado: Feminidad en la videocreación. A través de su empresa, Dar Forma, ofrece servicios de arte y educación para todas las edades, a partir de 5 años. Adaptando los talleres al perfil de sus alumnos, en el Club de Jubilados de San Jorge deja a un lado el dibujo para centrarse en la pintura. Utilizando la técnica del óleo, se decantan, sobre todo, por bodegones y paisajes al estilo impresionista y realista: “El perfil aquí es muy característico, me tengo que adaptar a él. Ellos no tienen los mismo objetivos ni motivaciones que los alumnos de otras edades”, esclarece. Así, el papel de Nati es ser su guía durante el curso: “Primero dirijo las propuestas en base a sus conocimientos; después, las primeras pinceladas de dibujo y color”. Sin duda, sentencia que su marca es el acabado: “Me gusta que trabajen mucho todo el proceso e insisto en los acabados. Al no ser una clase como tal, esta es la manera de aprender la técnica”, concluye la experta.

amistad A veces, sin terminar de creerse lo que han conseguido, Sole, Margarita y Alicia garantizan que “todo el mundo puede aprender a pintar” porque la clave está en la paciencia, no en la habilidad. Del curso se llevan a sus compañeros: “Animamos a todas las personas que están en nuestra situación a que vengan. Estamos aquí para no pensar en otras cosas, y son nuestros compañeros quienes hacen que lo logremos. Después de tanto tiempo, somos amigos”.