pamplona - A pocos barrios de Pamplona les faltan fiestas. Algunos las tienen grandes y pequeñas. Otros incluso multiplican chupinazos por sus calles. Ermitagaña y Mendebaldea, sin embargo, llevan desde 2001 sin conocer el jolgorio con sello de identidad propio. Mañana el Colectivo Vecinal Cultural Ermitaldea pondrá fin a más de tres lustros de ausencia festiva. Lo hará con un intenso programa, como puede leerse en la lona que desplegaron en el patio de José María Iribarren, punto neurálgico de la fiesta este día grande.

“Es un barrio que ha tenido poco tejido asociativo. Y hasta que no nos hemos conocido las asociaciones que ya estaban funcionando en sus ámbitos, y hemos sacado necesidades comunes, no ha surgido esto”, dice Maite Herranz. “No tenemos cohesión de barrio. La variante hace que no exista esa referencia. Somos Ermitagaña, somos Mendebaldea... ¿estamos juntos o no?”, cuenta Enrique Sánchez, que responde acto seguido a su pregunta: “Sí somos el mismo barrio”.

La asociación de vecinos y el grupo scout fueron el germen de un colectivo que celebró su primera reunión en octubre del pasado año. “Queríamos abarcar mucho más. La gente que ya está organizada tiene más práctica, pero había otras muchas personas que querían participar”, recuerda Maite. “El colectivo se quería abrir a todo el barrio. Al principio hubo bastante participación, y aunque luego decayó un poco se ha quedado mucha gente con ganas de trabajar y sacar cosicas para el barrio”, dice por su parte Rubén Sola.

Una vez metido en harina, Ermitaldea organizó el Olentzero, el Día del Árbol, un huerto comunitario y la semana del pintxo. “El siguiente paso eran las fiestas. Hemos querido empezar con un solo día, pero muy completo, desde las 10 y hasta la noche, con actividades para todas las edades”, concreta Enrique. “No sabíamos cuánto apoyo íbamos a tener, pero la respuesta fue muy buena. Y midiendo fuerzas veíamos que podíamos abarcar un día. Más era complicado”, confiesa Maite, que agradece la colaboración de los comercios, “una parte muy importante en la vida de los barrios”, con hasta 30 firmas que se han sumado a la cita.

350 comensales Pintxopote, un chupinazo con protagonista sorpresa, kalejira con gaiteros y gigantes, un campeonato de mus, mesas con presencia de una decena de colectivos, talleres y juegos para los más pequeños, txalapartas o una fanfarre, una comida popular para 350 comensales -la convocatoria se les ha ido de las manos y hay gente que se ha quedado fuera-, electrotxaranga con nueva kalejira y Dj hasta media noche conforman el día grande. “Esto es un impulso para decir que aquí estamos, que queremos organizar cosas. La idea es seguir durante el año, y todos los beneficios se destinarán a otro tipo de actividades que puedan interesar a todo el barrio”, detalla Maite. “Queremos que se nos oiga”, recalca Enrique. “Tenemos muchas ganas de que llegue el día, de disfrutarlo a tope y compartirlo con todo el que quiera acercarse”, finaliza Rubén.