El tenista de Krakovia lo volvió a hacer. Tras su aparición estelar hace algo más de dos años –el enorme mural que vio la luz con el derribo de un edificio en la calle Ferrocarril, del que emergió como King Kong– repitió modus operandi con un objetivo más ambicioso: la mismísima Plaza del Castillo. Ahí quería estar el tenista.

“Andaba ojeando sitios, había visto que ese edificio llevaba muchos años abandonado, me daba la impresión de que lo iban a tirar y dije, ‘este puede ser un buen lugar’. En el centro de la ciudad iba a triunfar más”, reconoce. Suele tirar de personajes peliculeros y acababa de ver Blade Runner 2049. “En una escena sale Ana de Armas en un anuncio que se mueve y ocupa un edificio entero. Según pasa el personaje de Ryan Gosling, ella se agacha y le mira. Pensé en ese momento”.

La escena de 'Blade Runner 2046' que inspiró al tenista. cedida

Las tres plantas y ocho habitaciones con el mural del tenista, antes de que viera la luz y de que fuera vandalizado.

Las tres plantas y ocho habitaciones con el mural del tenista, antes de que viera la luz y de que fuera vandalizado. cedida

Edificio localizado. Mural decidido. Faltaba la acción. Un día indeterminado del año pasado (prefiere no dar detalles) se coló en el inmueble y actuó sobre ocho paredes de tres plantas. “Lo hice en un solo día porque meterme en ese sitio era un cantazo, hay cámaras por todos lados. Por eso no está tan detallado como el anterior”. Además, una de las paredes tenía tres capas de papel pintado. “Sabía que los trabajadores lo quitarían, así que lo tuve que hacer yo antes de pintar. Para quitarlo hay que mojarlo con agua. Como no tenía, me di una vuelta y encontré un pequeño almacén con botellas de ron que fui echando en la superficie”.

Fueron tres horas de rascar papel pintado con ron. “Yo le daba un trago, y otro para la pared”, bromea. El resto de jornada, para el mural. Demasiado esfuerzo por muy deportista que sea. “En la planta de abajo, que eran las piernas, me quedé sin pintura y sin fuerzas”, reconoce el tenista.

A diferencia de su primera intervención, en la que la pared asomó en un día, aquí tardaron más tiempo en dejar la fachada lateral a la vista.

El rostro del tenista emulando a Ana de Armas comienza a ver la luz, primavera de 2022. UNAI BEROIZ

La fachada recién despejada desde la que asoma el tenista. UNAI BEROIZ

El sabotaje

“Fueron tirándola poco a poco. Y yo iba pasándome hasta que un día vi que tenía un manchurrón en la cara”. Habían saboteado el mural. “Lo cogí con el dedo, me lo pasé por las encías y vi que era cemento”, vuelve a bromear. “Deduje que había sido un obrero”. Las piernas del mural también estaban vandalizadas con un bote de spray que se le cayó al tenista. “Tiene que ser un obrero”, confirmó. “Me jodió mucho después del currazo que me pegué. Que me fastidiaran así, gratuitamente...” lamenta.

Cemento sobre el rostro del tenista/Ana de Armas. El mural, vandalizado. Javier Bergasa

Lateral del edificio tras el derribo, en la que se aprecia el tamaño del mural.

Lateral del edificio tras el derribo, en la que se aprecia el tamaño del mural. Javier Bergasa

Un vídeo como venganza

“¿Qué puedo hacer para vengarme?”, se planteó entonces el tenista de Krakovia. En una mañana de inspiración grabó un vídeo de difícil descripción con el encabezado “Quise ser Ana de Armas... pero no me dejaron”. El mes pasado lo subió a Youtube. Es este:

El tenista agradece en su venganza “la contribución de los Beastie Boys y Tortiboys, con Aitor de Lendakaris Muertos. Por la canción que han hecho expresamente para el vídeo. La de lluvia dorada, granizo marrón, te measte en mi cara, aguanta el chaparrón”, explica. Y aunque no depende solo de él porque “hay muchos factores y no son sitios fácilmente accesibles”, ya tiene “algo mirado” en vete a saber qué edificio. Es probable que actúe de nuevo

El tenista observa su primera gran creación, en la calle Ferrocarril, en julio de 2020. Unai Beroiz