Desde enero de 2018 sus paseos nutren todos los domingos las páginas de DIARIO DE NOTICIAS. José Castells Archanco, autor de El Rincón del Paseante con el seudónimo de Patricio Martínez de Udobro, acaba de publicar su tercer libro, en el que recopila los artículos de 2021 y 2022 junto con más de 100 imágenes de la Pamplona actual. Ya está disponible en las librerías Walden, Casa del Libro, Abarzuza, en Punto y Aparte, Papeletras, Universitaria, Muga, Miriam y Nerea.

Escribe su artículo semanal desde hace seis años. ¿No se le acaban los nuevos paseos?

–Sí y no. Los sitios físicos, las calles, los barrios, los recorridos, evidentemente se acaban, aunque aún no he recorrido todos ni mucho menos, hay sitios más atractivos que he recorrido en múltiples ocasiones y otros por los que no he aparecido, pero cada paseo, aunque discurra por una zona ya vista, siempre es diferente a los demás. Hay mil factores que ver en cada sitio y se puede hacer un artículo de cualquier nimiedad. Lo que no se acaba nunca es Pamplona en todos sus factores, histórico, humano, económico, deportivo, cultural etc. etc. Siempre habrá un hilo del que tirar.

Actualidad, recuerdo e historia de Pamplona. ¿La esencia de sus rincones es la misma o ha incorporado nuevos ingredientes?

–No, no es la misma, a veces se da esa fórmula, y en algún paseo la aplico y hablo de mis recuerdos de infancia, de cómo encontramos ahora tal o cual rincón y, si la hay, cuento algo de la historia que allí haya ocurrido. Pero ya no es una fórmula que intente aplicar como sí lo hacía al principio. Ahora, a veces, trato temas en los que no hay recuerdos que narrar, ni historia que contar, ni actualidad que referir. El curso de los acontecimientos me ha hecho variar el planteamiento y mis escritos no están sujetos a normas ni a órdenes de nadie, si se puede dar la fórmula original se da y si no pues lo enfoco de otra manera que no pasa nada. Algunos de mis paseos son retrato de alguien que fue persona relevante en la ciudad o narran un hecho puntual, al que he asistido un día, y me sirve de tema para armar un ERP. En esos casos difícilmente me puedo ceñir a actualidad, recuerdo e historia.

¿Qué tiene esta ciudad para que no se canse de recorrerla y le siga sacando jugo?

–En primer lugar, es la ciudad que conozco y que quiero, yo nací aquí, aquí he vivido, de aquí es mi familia, mis amigos, mi pasado, mi infancia, esta es la ciudad que me ha formado. Uno no es igual habiendo crecido en un sitio que en otro, nuestra forma de ser, carácter, la manera de divertirte, de ver la vida, de entenderla, va íntimamente ligada al entorno donde hayas crecido. Por otro lado, mi familia es muy de aquí, la materna lo es por generaciones y generaciones, eran pura Pamplona, la paterna no, mi padre era nacido en Barcelona, mis abuelos llegaron en 1928, él contaba 6 años y ya nunca se movió de aquí, sus recuerdos, su vida, sus amigos, su ciudad era Pamplona y la amaba como si hubiese nacido en la Estafeta y la conocía como la palma de su mano y todo eso me lo inculcó de una manera sutil, nunca me dio el coñazo con una cosa u otra, pero yo le veía ser tan pamplonica, tan interesado por todo lo que aquí hubo, por todo aquello que aquí se cocía, que por mímesis me lo inculcó para siempre. Todos estos factores hacen que no me canse de verla, de disfrutarla, de criticarla cuando hace falta, en eso creo que soy objetivo, no todo lo que aquí hay o aquí sucede me parece lo mejor ni mucho menos, muchas veces hablo perrerías de cosas nuestras que no hay por donde cogerlas. No es que la ciudad tenga nada especial, lo hubiese hecho igual en cualquier otra en la que hubiese nacido. Es la vida acumulada en ella la que me da cuerda para sacarle todo el jugo.

¿El planteamiento en este tercer ERP es el mismo, o incorpora novedades?

–Mis libros siempre son el compendio de mis artículos del periódico en la parte de texto, acompañados de fotografías de la ciudad o referentes al tema. Pero no quiero que todos sean iguales, procuro darles dinamismo y que cada uno tenga una estructura diferente. El ERP I comenzaba con cinco fotos mías de temática muy diferente a doble página, continuaba con los artículos de dos años, el 18 y el 19, y cada uno iba encabezado por una foto mía a media página que compartía espacio con el comienzo del ERP de turno. El segundo libro era mitad texto mitad imagen, en la primera mitad solo tenía lo editado en prensa durante 2020, el horrible año Covid, con un montón de paseos realizados entre libros y papeles dada la imposibilidad de salir a la calle, y la segunda contenía más de 200 fotografías de Pamplona de cuatro autores y cuatro épocas diferentes, desde los años 40 a los 80. Y este tercero contiene en la parte de texto lo publicado en los años 21 y 22 y cada capítulo acaba con una foto a página de una Pamplona rabiosamente actual en las que se reflejan nuestras calles tal y como son hoy, en las que se ven las gentes que las llenan, que las recorren, que las viven, desde la monja al guitarrista callejero, desde la etxekoandre que va a la compra al limpiacristales que se afana en su trabajo, desde las minorías étnicas al casta de cuadrilla y potes en la Estafeta. Las fotos son obra de un fotógrafo totalmente desconocido, excepto por sus amigos y los que comparten con él alguna página de Facebook. Es paseante empedernido, a diario recorre las calles de la ciudad y a diario su teléfono caza y caza y caza y lo hace muy bien, la prueba está en el libro. Se llama Isma Zarranz y es un rotxapeano de pura raza.

Además del tercer ERP, reedita los dos libros anteriores, que estaban agotados. ¿Por qué cree que sus libros tienen tirón y cuál es su público?

–Mi público es de lo más ecléctico, lo mismo me lee el octogenario que ve su querida Pamplona reflejada en episodios en los que aparece tal y como él la recuerda, que el joven veinteañero que aprende lo que aquí hubo o lo que hay pero que desconocía. Creo que mis escritos, en mi modesta medida, enseñan cosas que quizá no se habían visto o no se había reparado en ellas, y lo hacen de un modo sencillo. Yo creo que tengo un estilo fácil, no pretendo una literatura alambicada, de florituras ni grandilocuencias, todo lo contrario, pretendo llegar al lector tenga el nivel cultural que tenga y para ello la mejor manera es la sencillez. Quizá esa sea la fórmula para que la gente compre mis libros y los lea con agrado.

Con motivo de su primer libro, contaba que su paseo favorito era el serpentín que baja desde Beloso a la Magdalena, y la plazuela de San José su rincón preferido de la ciudad. ¿Mantiene su podio?

–Lo mantengo. Ese camino que baja al río desde Beloso es terapéutico, disfruto recorriéndolo en cualquier época del año, la pena es que sea tan corto. Lo bueno es que cuando acaba llegas a la Magdalena o doblas hacia Burlada por la orilla del río y también estas continuaciones son paseos muy ricos. De la plazuela de San José, ¿qué voy a decir? Es un paraíso siempre, vayas cuando vayas se respira paz. Hay otras zonas agradables, sin duda, pero mis favoritas siguen siendo ellas.

¿Algún rincón o paseo olvidado y de visita obligada?

–Creo que todos los sitios que valen la pena en una u otra medida son bien conocidos y bien disfrutados por todos. Habrá lugares que para uno u otro sean especiales, pero todo el mundo sabe que la Ronda del Obispo Barbazán tiene la magia que le dan las piedras centenarias de la trasera de la Catedral o que la Vuelta del Castillo es un privilegiado pulmón lleno de historia y de verde o que la Taconera ha sido espacio de disfrute desde hace muchas generaciones o que tenemos un paseo fluvial que da gusto recorrer. Pamplona es una ciudad que tiene mucho y, generosamente, lo da todo.