Están de actualidad, precisamente porque el Ayuntamiento de Pamplona está valorando si mejorar las actuales o cambiarlas por unas nuevas. Las pasarelas del Club Natación (llamadas así por su cercanía con el club deportivo), pero con nombre oficial desde el año pasado, las de Mademoiselle Agustini (como se conocía artísticamente a la funambulista Remigia Echarren, La reina del Arga, que atravesó el río sobre un cable en los Sanfermines de 1883, a una altura de diez metros), han sido siempre un elemento curioso y querido de la Pamplona cotidiana.

Más allá de su estética y, sobre todo de su funcionalidad, se calcula que, al menos, ha habido tres tipos de pasarelas diferentes junto al Molino de Caparroso: las de 1904, en curva; las de 1944, que perduraron hasta finales de los años 90 y que en verano se reforzaban con tablas de madera, y las actuales de 1999, en zigzag y con escaleras, y que casi sin enterarnos acaban de cumplir un cuarto de siglo.

Esta misma semana, el concejal de Urbanismo, Joxe Abaurrea, daba a conocer el plan de actuación en el barrio de la Magdalena que incluye una de las medidas que más ha llamado la atención de la ciudadanía: el análisis de las pasarelas para valorar su reforma o sustitución. Abaurrea explicó que con estas pasarelas “se plantea una doble preocupación.

Por un lado, la accesibilidad, porque es una pasarela que por la configuración y el diseño no reúne esas condiciones, y, por otro, por su propia disposición, ya que al discurrir al ras del río, hace tapón para los sedimentos que lleva el agua”. El concejal añadió que, una vez analizado su estado, cualquier intervención se valorará antes con los vecinos del barrio de la Magdalena y también con el Ayuntamiento, al considerarse las pasarelas un “elemento simbólico de la ciudad”.

Un ‘atajo’ hacía Burlada y Villava

Las pasarelas de las que se tiene constancia documental fueron colocadas a principios del siglo pasado, hace 120 años ya, para facilitar las comunicaciones de Villava y Burlada con Pamplona, y viceversa. Consultando la hemeroteca, consta en 1903 una solicitud del alcalde al Gobernador militar para colocar una “pasarela o puentecillo” que permitiría abreviar camino a los que vienen o van desde Burlada o Villava. Se instalaron finalmente en agosto de 1904 y permanecieron durante cuatro décadas. Lo más curioso es que, como se observa en las fotografías de este reportaje (del Archivo Municipal) formaban una curva.

TRES PASARELAS


1.En 1904. Por petición popular para acortar camino a los que van o vienen de Burlada

Así consta en la hemeroteca pamplonesa. El 28 de julio de 1903, el Diario de Navarra recogía la solicitud “por el señor alcalde de esta capital” al gobernador militar para colocar “un puentecillo pasarela detrás del lavadero del señor conde de la Rosa”, lo cual “abreviaría bastante camino” a los que “vienen o se dirijan de Burlada y Villava”. Fue colocada a finales de agosto de 1904. 

2.En 1944. Con 'poyos' de hormigón, diseñada por Gaztelu

En 1944, se inauguró una nueva pasarela, con bloques de hormigón, en la que, en “los meses de verano y otoño” se colocaba una “sucesión de tableros numerados”. Diseñada por el arquitecto Gaztelu.

3. En 1999. En zigzag, simulando el movimiento del río

Las pasarelas actuales fueron diseñadas por Roberto Urtasun. En zigzag, “transmiten la sensación de vadear el río, de caminar por el agua”. La anchura de estas losas de hormigón es de 1,18 metros frente a los 70 centímetros de las antiguas, y más altas que aquellas.

El deterioro de aquellas piedras hacía necesario un proyecto nuevo paras las pasarelas. En los periódicos de octubre de 1944 se recoge que el alcalde daba cuenta de que “había quedado terminada la pasarela sobre el río de la Magdalena”. La había diseñado el arquitecto municipal Luis Felipe Gaztelu con hileras de bloques de hormigón.

Imagen de las pasarelas antiguas en 'Secretos del corazón'. DIARIO DE NOTICIAS

La prensa recogía que, según el técnico, dicha pasarela “iba a prestar un magnífico servicio y no podía negarse su gran utilidad” y permite “el paso fácil y seguro lo mismo a personas de corta edad que a las ancianas de 70 años”. Encima colocaban tablones de madera para facilitar el paso, sin embargo, las tablas se las solía llevar el río en sus crecidas, por lo que los viandantes cruzaban el Arga saltando de bloque en bloque, tal como inmortalizó Montxo Armendáriz en su película Secretos del corazón de 1997.

La última, de 1999

A finales de 2024 se cumplieron 25 años desde que se colocó la pasarela actual en 1999. La intervención se englobó en el Plan Integral del Arga, una actuación presupuestada en más de mil trescientos millones de pesetas (con ayuda europea), y que fue entonces duramente cuestionada por colectivos ecologistas y los propios vecinos. La pasarela, con un diseño a mayor altura (30 centímetros) que la anterior y con menos soportes (cada 5 metros) para evitar acumulación de deshechos del río, en la práctica no ha resultado todo lo eficaz que se esperaba, y más de una vez tienen que cerrarse al tránsito para limpiar los troncos y residuos acumulados.

Suciedad y ramas en las pasarelas del Club Natación tras una riada. Oskar Montero

En su parte central, además, se eleva con escaleras haciendo un pequeño puente para posibilitar el paso de las piraguas por debajo, sin embargo eso mismo le hace inaccesible para el tránsito de personas en sillas de ruedas, silletas... Por eso, está en el punto de mira.