Los chalets que habían poblado el Segundo Ensanche estaban en proceso de eliminación. Se habían construido tras el derribo de las murallas a partir de 1915, y pertenecían a una burguesía, médicos, abogados, comerciantes, que habían querido ser los primeros en abandonar el hacinamiento del casco antiguo cuando se eliminó la obligación de vivir en el interior amurallado. Quedaban aún algunos ejemplares de aquella primera generación de edificios, aunque las piquetas municipales trabajaban a destajo para liberar solares y levantar en su lugar bloques de viviendas. La fotografía nos muestra un tramo de la calle Arrieta, con tres chalets alineados. El primero de la derecha, parcialmente visible y hoy desaparecido, fue propiedad del abogado Salinas Quijada, mientras que el segundo, más bajito y algo retranqueado, es el chalet del doctor Aldaz. A continuación, un imaginativo bloque con torrecilla esquinera de planta circular.
Hoy en día
El paisaje urbano de 1975 permanece perfectamente reconocible, merced a los dos chalets que han sobrevivido, debidamente remozados. Como puede apreciarse, en la foto nueva hemos abierto un poco el plano para que se vean íntegros los edificios, que por lo demás han cambiado muy poco. Emilio Arrieta, titular de esta calle, fue un músico nacido en Puente la Reina en 1823. Era hijo de labradores, y cuando se quedó huérfano lo acogió una hermana suya que residía en Madrid. Allí estudió solfeo y, dadas las buenas dotes del joven, lo mandaron a estudiar a Milán. En Italia llegó incluso a estrenar alguna ópera, y luego regresó a Madrid, de donde ya no se movería. Compuso óperas y zarzuelas, y fue nombrado director del Conservatorio de la capital. Murió en 1894, y algunos años después, en 1924 y coincidiendo con el XXX aniversario de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Pamplona decidió darle una calle del nuevo Segundo Ensanche. Bien hecho.
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