El nombre del local no admite dudas y apunta a lo que es. Un templo del marisco. Centollos que dan hasta miedo –están en temporada, llegan bien llenos y pesan más de dos kilos y medio–, gamba de Huelva, pulpo, camarón, almeja blanca, zamburiña, cigala, nécora, ostras o caracolillos. Todo fresco y recién cocido. Pero hay mucho más porque se adaptan a cualquier paladar.
“Nuestra especialidad es el marisco y el centollo la estrella de la casa. Pero también jugamos con el pescado de temporada; lubina salvaje, rodaballo o besugo. Y estamos echándole a la carne, con asado de gorrín, paletilla de cordero o chuleta madurada. Los fines de semana hay variedad para todos los clientes; marisco, carne, platos para vegetarianos... jugamos con todo”, resume Adrián Lozada, mano a mano junto con Jimmy Cuenca al frente de la Marisquería Iturrama.
“Vienen mesas de 14-15 personas y siempre hay alguien al que no le gusta el marisco o es alérgico. Queremos que todos los clientes se vayan bien servidos, con opciones para todos los gustos”, confirma Jimmy.
Los dos socios, el primero jefe de sala y el segundo de cocina, fueron empleados durante diez años. Desde 2010 hasta agosto de 2020. “Con la pandemia, el antiguo jefe quiso jubilarse, nos propuso llevar el sitio y accedimos”, recuerda Jimmy.
Los nuevos socios afrontaron otra apuesta de calado. Adquirieron el local contiguo, una antigua oficina del Banco Santander. “Estábamos recién saliendo de la pandemia y la gente tenía miedo a lugares pequeños. Esto era pequeño y la gente estaba muy junta. Ese fue el motivo que nos animó a coger el local, para cuidar al cliente. Al ampliar estaban mucho más cómodos”, recuerda Jimmy.
Con una capacidad para alrededor de 140 personas en interior, y terraza en los dos laterales del local, los responsables están contentos con el negocio. “El tema del marisco responde muy bien, al menos en Iturrama. No sabemos cómo funcionaría en otro barrio. Hay clientela del barrio de toda la vida; gente mayor, pero también gente joven de otras partes que se anima y viene a probar. De lunes a jueves con carta y un menú del día de 17 euros, y viernes, sábado y domingo un menú especial de 37 euros, además de la carta; recomendaciones, pescados del día, productos de temporada... y muy buena aceptación”, concreta Jimmy.
Abierto los siete días de la semana (lunes a jueves de 11.00 a 17.00 y de 19.00 a 23.00 horas; viernes, sábado y domingo de 11.00 a 23.00 horas), los hosteleros explican que, lo más demandado “en raciones son las gambas a la plancha, que salen la tira; los camarones cocidos, las almejas en salsa marinera o a la plancha... y de segundo el centollo o la mariscada para compartir. Es un plato fuerte que se vende mucho. Lleva un centollo, cigalas, gambas, zamburiñas y gambones. Por 110 euros dos personas se comen una mariscada, con una botella de cava o de vino blanco”.
La clave del marisco
El jefe de cocina explica que el producto estrella del local “es complicado y hay que saber tratarlo. Primero porque es caro, y al ser caro es también delicado. A diferencia de una carne, que si pasa el tiempo se madura mejor y tiene más cuerpo, con el marisco sucede todo lo contrario. Hay que trabajarlo, cocerlo y venderlo en un tiempo muy limitado. Lo compramos en diferentes lugares; las gambas vienen de Huelva y el pulpo también de esa zona; el centollo, nécoras, ostras, bígaros y camarones los compramos en los viveros de San Antón, en Getaria. Siempre es producto fresco y recién cocido”, asegura Cuenca.
El local ha perdido el apodo de champanería por un tema de normativa francesa, pero “la línea de champanería va a seguir siempre”, afirma Adrián. Trabajan con Moët & Chandon, Mumm o Juvé & Camps, que “también está pegando”, y ofrecen igualmente desde espumosos rosados a vinos blancos –rueda, albariño o txakolí– cerveza Alhambra de tirador y “hasta mosto. Hay de todo, con una variedad enorme”, concreta el jefe de sala.
Los dos agradecen el apoyo en cocina de Mónica Erazo y Cecilia Pico, “que siempre han estado al pie del cañón, nos han acompañado en esa transición de empleados a jefes y han sido un pilar para nosotros”. También el trabajo “del personal de camareros, porque hemos dado con una muy buena plantilla”.
Y, por supuesto, agradecen la confianza de sus clientes: “Es la persona más importante de cualquier negocio, sin ellos no somos nada y es una clientela muy fiel. Estamos muy agradecidos y queremos crecer. Aquí la gente sale mucho a comer, probar... y le gusta celebrar. Queremos extender esa invitación a la gente, que venga, nos conozca y pruebe algo diferente”.
Por ejemplo en Navidad, que como el cava o el vino blanco, marida estupendamente con el marisco. Por eso aprovechan estas fechas y preparan marisco que el cliente, por encargo, puede recoger en el local y llevarse a su casa. En Iturrama vienen días intensos y abrirán los festivos, incluido el 31. “Tenemos jaleo para esas fechas. Para la gente que quiera venir a disfrutar y compartir, nuestras puertas está abiertas”.